Despierta, buen amigo,
y vamos a la playa,
juguemos con las olas
que dejan las resacas.
Hagamos un castillo
con torres y murallas,
que evoque las historias
leídas en las aulas.
Busquemos en la orilla
el roce de las aguas,
sintiendo las caricias
que vienen con las algas.
Y luego, si es posible,
volemos en las alas,
de cintas y cometas
que esperan ser alzadas.
Bailemos con sus brincos
que emulan a las danzas,
siguiendo las canciones
que emiten sin palabras.
Más tarde, ya cansados,
busquemos la toalla,
secando nuestros cuerpos
del agua tan salada.
Hagamos que este rato
se quede en nuestras almas,
anclado en los recuerdos
sagrados de la infancia.
"Despierta, buen amigo,
el sol ya nos aguarda,
y el día, despejado,
invita con su magia"
Rafael Sánchez Ortega ©
15/08/24