Seguiré tus pasos
aunque no me veas,
y seré tu sombra
en la tarde fresca.
Al llegar la noche
dormiré a tu vera,
y será en silencio
en la cama estrecha.
Soñaré a tu lado
con la luna tierna,
y tendré tus besos
de cariño y seda.
Y estaremos juntos
recogiendo fresas,
en el campo viejo
y en alguna huerta.
Pero no me olvido
de "robar" cerezas
y de hacer pendientes
para tus orejas.
Seguiré pensando
y alejando penas,
para así sentirte
en mi pecho y cerca.
Y si tú te cansas
volveré de vuelta
con recuerdos dulces
de tu santo y seña.
Para así dormirme
y ser esa niebla,
la bruma y el sueño
que crea el poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/10/24