6. Pues esto no estaba en mis planes...

Publicado el 05 noviembre 2012 por Enferme @kikerufian
Los cambios de planes no siempre son buenos o malos, a veces tan solo son necesarios. Ya entenderéis porqué. De momento continuamos con esta historia en donde la dejamos.

Tras esperar unas semanas, después de nuestro viaje a Barcelona y las noticias posteriores, llegó aquella llamada tan ansiada. Todo estaba previsto para que empezara a primeros de Febrero, pero para entonces lo único que recibimos fue una llamada. Nuri descolgó el teléfono y yo sólo le oía asentir con tono serio y conciso a todas las preguntas que le hacían por teléfono. La verdad es que la cara que ponía durante la conversación anunciaba que aquello era serio. Después de terminar la conversación y colgar el teléfono, me lo fue explicando todo poco a poco. La llamó un tal Gustavo diciendo que empezaríamos el curso el 20 de Febrero. Lo más importante vendría después. Explicaba que el curso constaba de 4 meses, que empezaríamos con cuatro horas de clases por las mañanas de lunes a viernes y solo un día de tarde, y que las horas lectivas aumentarían conforme fuera avanzando el curso. Hizo bastante hincapié en que si Nuri trabajaba, ella dijo que no y él contestó que era ideal ya que podía volcarse en este curso. Cuando le preguntó por mí, Nuri le comentó que sí que estaba trabajando a tiempo completo, y a esto él replicó que yo debía tomar una decisión porque era casi inviable compaginar ambas cosas: el trabajo y el curso. Aquella llamada concluyó en que debíamos tomar la decisión de iniciar o no el curso en un día, y que pensáramos bien, que aquello no era ninguna tontería y que si decíamos que sí, era para estar al cien por cien con dicho curso. Fue ahí donde vinieron algunos quebraderos de cabeza.

Nuri, desgraciadamente por su situación, lo tenía bastante fácil ya que disponía de ese tiempo para el curso. Mi situación era algo distinta, ya que los contratos que tenía en el hospital en el que trabajaba habían pasado de ser de un mes a días sueltos, lo que reduce enormemente la capacidad de organización de la vida diaria. Era un "follón". Lo era porque no sabía de que podría estar al día siguiente, porque si me daban un contrato de una noche, no llegaría a tiempo a la clase, (que por estar en Canarias empezaba una hora antes por lo que empezaba a las 8 de la mañana) y estaría demasiado cansado como para aguantar cuatro horas seguidas de idioma. Pensamos en la posibilidad de negociar con recursos humanos del hospital en el que trabajaba, para que solo me dieran tardes, pero ésto tampoco era viable porque dentro de poco tendría más tardes de curso a la semana. A todo esto habría que sumarle la situación económica por la que estaba atravesando, que no era demasiado buena. Contaba con la posibilidad de quedarme en paro, pero ésta paga no sufragaba los gastos que en ese momento tenía. Tras ésta lluvia de ideas que no solucionaban nada, solamente se me ocurrió proponerle algo a Nuri: "¿que te parece si nos mudamos el mes que viene o el otro para nuestra tierra y así nos ahorramos el alquiler pudiendo estar en el curso de noruego sin más complicaciones?"

Nosotros siempre habíamos planeado que como se preveía que nos fuésemos a Noruega en Julio, viajar unas semanas antes para estar con nuestras familias y poder despedirnos bien de las mismas. Al mismo tiempo, estaríamos trabajando como nos fuera posible pudiendo así ahorrar para los gastos que tuviéramos en el nuevo país. Pero parecía ser que todo se iba a adelantar, porque la única solución posible era esa. Ésta solución pasaba por separarnos y mudarnos en un mes y poco, para que nos pudiésemos ahorrar ese dinero. Pensándolo fríamente era lo mejor, yo llegaría a fin de mes y podría estar a tiempo completo con el curso. Aunque nos costase admitirlo, era la mejor opción y sobre la marcha, (no íbamos tampoco holgados de tiempo) dijimos que adelantaríamos nuestros planes y nos marcharíamos antes de allí.

El mes elegido sería Abril porque estábamos obligados a avisar como mínimo con un mes de antelación para dejar nuestros pisos de alquiler, y porque justo en Semana Santa había un día en que salía uno de los barcos que nos llevaría de vuelta a casa, y como en esos días festivos no teníamos curso, podríamos hacer la mudanza sin preocuparnos por faltar a clase. Así, en una sola tarde planeé mi retorno a casa que siempre había imaginado bastante diferente. De esa forma también pondría fin a casi seis años de trabajo en Tenerife. Solo en unos minutos. Mi último turno sería al día siguiente donde iba de noche al servicio de Urgencias.

Después de esta conversación nos quedamos con una sensación bastante agridulce: por un lado íbamos a estar mucho tiempo con nuestras familias, las cuales lo merecían ya que desde que me mudé a Tenerife, nunca había pasado en casa de mis padres más de tres semanas seguidas; por otro lado, irremediablemente nos íbamos a separar. Nos prometimos que nos llamaríamos, que usaríamos Skype, que viajaríamos como pudiésemos para vernos, etc... Con eso nos conformamos, y nos prometimos que seríamos fuertes y que este sacrificio tendría su recompensa.

Al día siguiente, como digo, llegué de noche como cualquier otra pero con la sensación extraña de que era el último turno, el cual para nada lo había imaginado así. Cual fue mi sorpresa que compartiría esa noche con una persona que quiero muchísimo, mi gran amigo Juanra. La noche tuvo sus más y sus menos (más menos que más) con el trabajo, pero lo mejor de todo fue cuando cenamos juntos alrededor de las 4 de la mañana resoplando a la vez que me echaba para atrás en el sillón del estar de enfermería, le solté: "... y pensar que éste es mi último turno..". Él creyó que era de la semana, pero le expliqué que era el definitivo, que mi partida de Tenerife se adelantaba. De nuevo se asustó (no se como no sufrió ningún infarto el pobre) y cuando le conté el porqué lo entendió. Al terminar el turno quedamos para desayunar y le expliqué todos los detalles, y ahí me dí cuenta que realmente no era una tontería lo que estaba haciendo, pero que sí quería hacerlo aunque dejara a personas como él atrás.

Gustavo volvió a llamar y nos preguntó otra vez que haríamos. Le contestamos un sí rotundo, con el que nos comprometíamos a empezar y con el que ya empezábamos a hacer algún que otro sacrificio. Tuvimos que adelantar la noticia de que nos íbamos de allí bastante antes de lo previsto, contándola a nuestros amigos los cuales solo podían expresar una cara con una mezcla de tristeza, sorpresa y alegría. Éste sería el primero de los sacrificios, pero era inevitable. En la otra cara de la moneda estaba mi familia, que no sabía de la misa la mitad. Al darle la noticia a mi madre, fue como el dicho "una de cal y una de arena". Contenta porque yo prosperara, y viendo lo mal que iban las cosas en España, se resignaba diciendo que lógicamente era necesario. Lo que más le alegró era que iba a estar bastante tiempo con ella y quizá podríamos recuperar parte de ese tiempo "perdido" al igual que con mi hermano. Con mi prima fue parecido contándole que tenía dos noticias, una buena y otra mala. La buena que volvía a Granada y la mala que sólo era de paso porque emigraba a Noruega a trabajar. Sorprendida, emocionada y contentísima me dio la enhorabuena y me ilusionó el hecho de que con ella también podría recuperar ese tiempo que no pude estar con ella mientras vivía tan lejos.


Días después comenzaron mis amados carnavales en Tenerife, y con ellos el curso de noruego (a partir de ahora norskkurs). Ese 20 de Febrero iniciamos un curso, que al final sería algo más que eso, no sólo conoceríamos un idioma, sino personas. Pero de ello hablaremos en la próxima entrada. En esos carnavales extendimos algo más la noticia que ya tenía una cierta popularidad, y que inevitablemente convertirían esos últimos carnavales en los "Carnavales de la despedida", los cuales fueron fabulosos y emotivos. 
Lo siguiente será comenzar ese curso tan nombrado en esta entrada y en anteriores, con lo que espero me sigáis acompañando. ¿Continuamos?