No imaginas la cantidad de ocasiones que se te presentarán, a lo largo de tu carrera profesional, de trabajar con familiares o amigos: que si una obra de teatro con tus compañeros de la escuela, que si un corto con tu pareja, que si una webserie con tus amigos, que si un microteatro con tu cuñado…
Es normal, porque al final siempre que emprendes un nuevo proyecto, o te enteras de cualquier trabajo en el que busquen actores, piensas primero en tu gente. Nada te haría sentir más cómodo que tener una cara conocida al lado, y nada te haría más feliz que dar o recibir trabajo de los tuyos.
Sin embargo, no es todo tan bonito. Dicen que la confianza da asco y, aunque en un principio parezca imposible, seguramente descubras nuevas facetas de tus familiares o amigos que no te gusten tanto. Y es que, no es lo mismo entenderse bien de fiesta o en las comidas familiares, que hacer frente a los problemas profesionales, estrés o momentos críticos.
Como nos importa mucho que sepas gestionar bien este tipo de situaciones, hoy te damos un par de recomendaciones para que las tengas en cuenta cada vez que inicies un proyecto basado en la amistad o en la familia:
Fijad una reunión “formal” de trabajo
Está claro que en vuestra relación personal todo fluye, pero lo que no sabéis es si estáis tan alineados en un entorno de trabajo.
Por ello, es imprescindible que fijéis una reunión en la que el único tema a tratar sea el proyecto que tenéis entre manos. Esta reunión debe ser previa al comienzo del trabajo, porque todavía no hay presión, os podéis adelantar a los problemas, conocer el punto de vista del otro…
Así que hablad, idead, negociad, debatid, buscad soluciones… y tratad de llegar a unas conclusiones, lo más detalladas posible, sobre todos los aspectos que debéis tener en cuenta para sacar vuestras tareas adelante (por ejemplo: qué hay que hacer, quién lo hace, cómo lo hace, qué pasa si uno no quiere seguir, cómo dispondréis del dinero…).
También es fundamental que fijéis un calendario de trabajo y os comprometáis a respetarlo. Esto lo avisamos porque es muy fácil justificar los retrasos con excusas, que a otras personas no se las dirías, pero a alguien de tu entorno sí: “es que he estado muy liado”, “es que necesitaba descansar”, “es que me ha surgido algo que no podía rechazar” …
Fijad todas las conclusiones por escrito
Una vez hayáis definido el desarrollo del proyecto (y os hayáis motivado lo suficiente para arrancarlo con ganas), llegó el momento de fijar todo por escrito. Sabemos que puede dar pereza… ¡Para qué, si ya está todo hablado y aclarado! Pero las palabras se las lleva el viento, y si no se escribe, se olvida. Incluso, si no se escribe, se respeta menos. En Premiere Actors estamos acostumbrados a resolver en el despacho numerosos conflictos legales que comenzaron por un abuso de confianza.
Lo ideal es redactar un contrato que establezca los límites, derechos y obligaciones de las partes, y que todos lo firméis. Puede que te preguntes extrañado: ¿de verdad tengo que firmar un contrato con mis mejores amigos? Pues la respuesta es sí, ya veréis lo bien que os viene cuando tengáis diferentes puntos de vista o dificultades con los pagos, plazos o resultados.
En caso de que la solución del contrato no os acabe de convencer, siempre podéis redactar un e-mail con todo lo pactado, enviároslo y modificar cualquier punto (o daros el OK). Esta vía es mucho menos segura que la anterior, pero algo es algo.
Deja los temas personales fuera
Cuando trabajas con tu gente, es muy fácil confundir lo personal con lo profesional, pero ambos son mundos diferentes. Trata de resolver los problemas particulares de forma independiente a los laborales.
Cuidado con las expectativas
Seguro que tus expectativas son muy altas porque sabes que en lo personal todo funciona a las mil maravillas entre vosotros, pero puede que te lleves alguna decepción si compruebas que en lo profesional no hay quien se entienda.
Acepta proyectos que realmente te interesen
Típica situación: tu amigo te “vende” tan bien su proyecto, y suena tan convincente, que no le puedes decir que no: sin darte cuenta, te ha liado. Sin embargo, pensándolo fríamente, el trabajo no te acaba de convencer o no cuadra bien con los objetivos que te habías marcado.
Por tanto, intenta valorar detenidamente cada propuesta que te llegue y que la emoción del momento no te eclipse. En el caso contrario, ocurriría algo parecido. Cuando tengas un trabajo entre manos plantéate si tu familiar o amigo es el mejor candidato para ello.
Aprovecha las fortalezas de cada uno
Nadie conoce mejor que ellos lo que se te da bien, lo que te cuesta más, lo que te preocupa… y viceversa. Todo esto lo podéis utilizar para estar cómodos, sacar lo mejor de vosotros mismos y hacer el mejor de los equipos. Aprovechad para potenciar vuestras fortalezas. Seguro que así conseguís llevar el proyecto tan lejos como os propongáis.
Si a la hora de redactar el contrato no sabéis por dónde empezar, no lo dudéis y escribidnos. Nuestros abogados están especializados en que todo quede bien atado y además os darán muchos consejos artísticos. ¡Más vale prevenir que curar!