Detén tus pasos,
amigo y peregrino,
no tengas prisa.
La vida es bella,
admírala despacio
y sé feliz.
Toma el embrujo
de días y de noches
que se te ofrecen.
Disfruta en ellos
de ratos y momentos
inolvidables.
Porque la magia,
preciosa de los días,
es poesía.
Y te rodea,
te embriaga los sentidos,
con sus caricias.
Ve, en todas partes,
el verso que acelere
tu corazón.
Y los suspiros
que dejan, a tu lado,
tantas escenas.
Y es que, la vida,
es parte del latido
que va en tu sangre.
Así la sangre,
da forma en esos versos
a tu poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/12/24