Gimen las olas
del mar embravecido
con marejada.
Las fuertes olas
azotan los cantiles
de la bocana.
Se ven gaviotas
luchando contra el viento
de la galerna.
Las caras tristes,
que tienen los marinos,
son un poema.
Rostros curtidos
con cuerpos al abrigo
del ventarrón.
Hay en sus labios,
el rezo y la colilla
de algún cigarro.
Piden al cielo
que ayude a compañeros
de esta tragedia.
Todos recuerdan
vivencias de un pasado
un tanto trágico.
Y mientras tanto
el viento mete miedo
con sus lamentos.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/01/25