
De nuevo el viento,
llegando en la mañana,
deja lamentos.
La nube herida
presenta feo aspecto
y es muy oscura.
Es primavera
y el viento y la tristeza
vienen con ella.
Pero hay gemidos
y gritos desgarrados
del fiero viento.
Está enjaulado
en cárceles de nubes
bajo los cielos.
Quiere ser libre,
correr sobre los campos,
sembrar el caos.
Y, si es posible,
llevar el miedo pronto
por las aldeas.
Hasta los hombres
que buscan, muy nerviosos,
entre las nubes.
Siguen el grito,
el llanto y el gemido:
¡la tempestad!
Rafael Sánchez Ortega ©
20/03/25