
Un nuevo día
despierta, en la mañana,
con la alborada.
Ya se retiran
las sombras de la noche
hacia otras tierras.
Y se madruga
de nuevo en las aldeas
y las ciudades.
Cantan los gallos
con esa cantinela
tan especial.
Rugen motores
de coches renqueantes
que pasan raudos.
Y por las casas
madrugan los vecinos
y desayunan.
Vuelve la vida,
el tiempo del trabajo
y obligaciones.
También el ocio
regresa a los sentidos
como una droga.
Pero los versos
que anidan en las almas,
también suspiran.
Quieren vivir,
amar la luz del día,
latir con ella.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/03/25