Te llevo en mi pensamiento
me dijeron las estrellas,
recogiendo los suspiros
de las olas y mareas.
Y allí, cerrando los ojos,
soñé contigo, en la arena,
en las tardes y paseos
de nuestros versos y letras.
Recuerdo días de otoño
y algunos de primavera,
disputando a las gaviotas
su ternura y su presencia.
Allí surgieron suspiros
y preguntas sin respuestas,
porque el amor, "sin palabras",
no necesita de ellas.
Unir los labios inquietos,
sentir en ellos el néctar,
del sentimiento soñado
con el susurro que esperas.
Saber que corre la sangre
y que galopa en las venas
y un corazón, a tu lado,
pide que nazca un poema.
Y tú le escribes los versos
con gran ternura y paciencia,
para decirle, en silencio,
todo el amor que deseas.
Amor que guarda tu alma,
amor que es puro en esencia,
y que le das, susurrando,
en sus mejillas de seda.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/03/25
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