Marta Rodríguez es una joven y divertida madre soltera que conduce una Honda CBF 600. Trabaja en el taller de moda flamenca de Lola Herrera, donde hace un poco de todo. Tan pronto soluciona temas de banco como diseña y cose el mejor vestido de flamenca. La vida de Marta, y su entorno, da un giro de 180 grados cuando el hijastro de su jefa, Philip Martínez, un empresario inglés, serio a la par que sexy, se cruza en su camino. ¿Qué será Philip, una rana o un sapo más en el gran charco de la vida?
Hace tiempo que le tenía ganas a Megan Maxwell pero no acababa de ponerme con ella, así que el Reto de Eternos Pendientes que el blog O meu cartafol nos proponía a principios de año me vino al pelo. Y así fue como por fin una prenda de esta aguja llegó a mi armario. No me costó decidirme, en realidad cualquiera de sus tejidos me resultaba atractivo así que, prácticamente en un "pito pito, gorgorito", Las ranas también se enamoran cayó en mis manos.
Supongo que esta novela ha resultado justo lo que esperaba: una lectura ágil, sencilla, con diálogos divertidos y algún que otro estereotipo propio de este género:
~ Del odio al amor hay una línea muy fina, así que nunca digas de este agua no beberé porque al tío que más machaques... ya sabes.
~ ¿El mejor amigo de una chica? un gay divertido que peca un poco de loca y que siempre está para darte un empujón cuando no avanzas y para sostenerte cuando te sientes caer.
~ Y un chico encorsetado y recto probablemente se enamorará de una chica impulsiva y desenfadada que lo desorientará pero aportará a su vida la naturalidad de la que carece.
Pero vamos que... cuándo optamos por vestirnos con este tipo de abrigos ¿acaso no intuimos el tipo de calor del que disfrutaremos? Son historias que rara vez sorprenden pero que, en mi humilde opinión, te hacen pasar un buen rato y pensar poco. Y es por ello que, sin que acaben engrosando mi lista de lecturas favoritas, siempre acabo volviendo a ellas.
¿Lo que más me ha gustado? Los diálogos, por robarme más de una sonrisa.
¿Lo que menos? El, en mi opinión forzado, acento andaluz que se le adjudica a Lola. Forzado porque más que un acento constante, estable, que podía tal vez haberse transcrito de algún modo (a lo mejor estoy siendo muy osada afirmando esto), se trataba de expresiones sueltas dentro un castellano tan perfecto como el del resto y, la verdad, esto hacia que me chirriaran un poquito y no me ayudaran a creerme el personaje.
En definitiva, una lectura que disfrutarán los seguidores de la novela romántica y el chick-lit, y un agradable paréntesis para aquellos que buscamos una historia fresca y sencilla de vez en cuando.
¿Y vosotros? ¿Tenéis algún género al que siempre volvéis de vez en cuando?
Fuente de las imágenes: we heart it