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7 DAYS - Comunicado de prensa

Publicado el 12 diciembre 2009 por Checkmute
God work - by André de Nils
“El hombre se convertirá en Dios” Kazimir Malevich
Algo más matizadas suenan las palabras del filósofo cristiano Emmanuel Mounier: “El hombre tiene la vocación de convertirse en un dios, pero le está irreversiblemente prohibido lograrlo, lo que convierte esta aspiración en una nueva fuente de desagrado.” He aquí un puñado de artistas que, interpretando libremente el libro del Génesis, se convierten en Dios por una semana.
Si el Todopoderoso moldeó la materia, el artista, en su afán por sustituirlo y pasar a ser un creador absoluto como Él, debería proceder de la misma manera. Pero, ¿cómo anular las diferencias que existen entre ellos dos? Me refiero a que, si bien Dios partió de la nada para crear la Naturaleza y el Ser, el artista ha tenido que despojar al Ser para llegar a la nada, como sucede en algunas obras suprematistas del mismo Malevich.
Aceptando que el artista es un creador, conviene anotar que nunca ha estado capacitado para crear algo absolutamente nuevo, algo que surja de la nada y distinto a lo creado por Dios. De hecho, y por paradójico que resulte, el artista de nuestros días parece querer atentar contra cualquier forma de creación divina. Parece como si el arte, desde la irrupción de las vanguardias a principios del siglo XX, pretenda luchar contra las mismas formas naturales.
Malevich observa que, después de que el artista haya sometido la Naturaleza a trazos de geometría en la superficie de su lienzo a lo largo de los siglos, tiene dos maneras de tratarla en la era moderna: enfrentándose a ella o rechazándola. A la primera se le podría añadir “modificándola” o “incidiendo en ella” como en el caso de los artistas del Land Art (Robert Smithson y su Spiral Jetty o algunas intervenciones de Christo y Jeanne-Claude serían el ejemplo más preciso), que atentan contra ella con el objetivo de convertirse en creadores y no en simples servidores de las formas ajenas.
Dios es el único que posee la capacidad de descansar después del trabajo para contemplar su obra. Podríamos remontarnos a ese Dios en el tercer día de la creación representado en el famoso Tríptico de las Delicias de El Bosco, el cual, lejos de darse alguna importancia, se limita a observar su propia creación, que es la verdadera protagonista. El artista, por el contrario, no debe descansar jamás sino permanecer en un estado de actividad permanente, pues en cuanto esta cesa, él y su obra pueden caer en el olvido.
Lo cierto es que la mayoría de los artistas de este proyecto no creen en la teoría creacionista ni en Dios. Pero, curiosamente, después de conversar con ellos, anoté que le tienen mucha más simpatía que, por ejemplo, a los críticos de arte. No se dan cuenta de que el Todopoderoso es el mayor juez y crítico, y ellos, que de algún modo han jugado a emularle con esta instalación artística, deberán responder ante Él. Entonces ya veremos a quien prefieren, pues Dios es implacable y no ha querido jamás que el hombre le haga sombra.
André de Nils
André de Nils nació en Perpignan en 1973, de madre catalana y padre francés. Después de sus estudios de primaria en su tierra natal, se trasladó a Dijon durante un período corto. Luego se instaló en París y estudió Filosofía en la Soborna. Muy influenciado por el profesor Louis-Philippe Renard, André comenzó a estudiar Estética e Historia de las Artes. Autor de la religión dans l'art du 20 ème siècle (Les Éditions du Midi, 2004) y Du mythe à la toile (Renoir, 2007), entre otros, Nils también escribió para la prensa internacional y en revistas importantes. Su estudio crítico sobre la vídeo-artista franco-rumana Sophie Noir le dio reconocimiento internacional.

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