7: Los patines no se leen.

Publicado el 12 agosto 2012 por 160

Los más deseados...

Mi padre es de esas personas que gusta mucho de la lectura. Desde que tengo uso de razón lo recuerdo leyendo todo tipo de libros, pero en especial aquellos que él creía que lo ayudaban a ser mejor persona: "Los que te endulzan el alma", como solía describirlos. En casa a veces no había dinero, sin embargo los libros nunca podían faltar, aunque sean chiquitos o viejitos, pero los traía. Debo confesar que en ese tiempo, yo los detestaba, prefería que me traigan carritos, juguetes, chocolates o ese par de patines que siempre quise tener pero que no alcanzaba el dinero para comprar. Con frecuencia me ponía a pensar, "Cómo es que tiene dinero para comprar esos libros tontos y no tiene para mis patines", y me ponía a renegar solito.
Pero lo más terrible para mí, era cuando nos reunía a todos en la sala para leer. Apagaba el televisor justo cuando yo quería ver si Goku logró convertirse en Supersayayin nivel 3, y nos juntaba en la mesa para leer con él uno de los nuevos libros que había traído. Yo lo odiaba, me moría de la cólera y muchas veces lo putié por dentro deseando desaparecer todos los libros del mundo. Él nos decía algo que recuerdo claramente "Todo lo material, no interesa... lo que importa es lo que tengas en tu cabecita, hijo, eso nadie te lo podrá quitar nunca". Me lo decía siempre con una ternura inolvidable, tratando de hacerme comprender algo que para mí no tenía la más mínima importancia en ese momento.
Cuando llegó mi cumpleaños número 10, y mi padre, sabiendo que los libros poco a poco me iban disgustando más, me dijo que había conseguido algo que me iba a gustar mucho. Algo distinto. Juro que mil ideas pasaron por mi cabeza, pero definitivamente la primera de ellas fueron esos patines verdes que tanto quería, pero la bolsa en la que traía el regalo era algo pequeña, por lo que descarté de plano se trataran de mis patines. Mis ilusiones se fueron a la basura cuando de pronto sacó de un estuche, un video en VHS de una conferencia de Miguel Angel Cornejo sobre "como ser un buen líder", o algo así. Recuerdo que quería llorar de la rabia, pero lo vi tan feliz prendiendo el VHS y acomodándome a su lado para ver el video, que sólo lloraba por dentro para no hacerlo sentir mal, y mientras ambos mirábamos la conferencia en la tele, él me decía: "Hijo, este señor es un verdadero líder, sabe muchas cosas, escúchalo, siempre es bueno escuchar a la gente exitosa".

Uno de esos libros de papá...


Mi padre trataba a como de lugar que yo me convierta en un líder, en un hombre de éxito, siempre me decía: "No quiero que seas Policía, como yo, se sufre mucho hijo y nunca tendrás libertad para expresar tus ideas... ¡quiero que seas el próximo presidente!" (O_O) Yo lo escuchaba nomás, y deseaba con locura crecer para no tener que seguir oyendo las palabras "Éxito", "Liderazgo", "Presidente", etc...
Pero yo sabía que mi padre quería lo mejor para mí, pues él en verdad tenía una vida dura. Se la pasaba todo el día en el trabajo y llegaba en la noche muy cansado y a veces incluso tenía que hacer turnos durante toda la madrugada. Era una vida muy rutinaria y de sumisión constante para él y entendí por ello que no quería que yo pase por lo mismo. Por eso no me quejaba frente a él, y si lo hacía, era en voz bajita para que no me escuche.

Mi papá...

Hoy en día, no soy policía ( Uff ), soy un comunicador, al menos en eso sí cumplí el deseo de mi padre. ¡Gracias Papá! Hoy en día, mi jefa me pide consejos sobre redacción y mi opinión es valiosa para ella. ¡Gracias Papá! Hoy en día, no tengo miedo a exponer mis ideas frente al público y yo mismo me sorprendo de la cantidad de palabras que manejo, tanto en inglés, portugués y claro, en español ¡Gracias Papá! Hoy en día, puedo escribir este blog y contar mis experiencias al mundo, puedo aceptar quién soy y estar orgulloso de mi mismo ¡Gracias Papá! Hoy en día, soy el líder de mi propia historia... y eso también se lo tengo que agradecer a él.
Los patines que finalmente me compró, los usé sólo un mes. Me aburrí rápido de ellos y quedaron en el olvido. Pero las enseñanzas de todos esos libros y videoconferencias en VHS, sin querer queriendo, quedaron grabadas en mi mente hasta el día de hoy. Claro, aún cometo grandes horrores ortográficos y todavía no soy Presidente de la República. Tal vez si hubiese leído con más ganas, ya lo sería, ¿no?
Llegué a recordar esta historia, gracias a un post de un nuevo amigo blogger. Su nombre es Gary y puede que sea el mejor blogger farmacéutico del mundo. Gracias por traer tan bonito recuerdo a mi mente.
#155 Antes de ti: Gary ("lee mucho Gary, leer es bueno")