
Ya no te veo,
te escondés de mis manos
de los bordes de mi imaginación.
Pero puedo sospechar tus ojos,
hacer de tu mirada un sol,
mi tarde en el pasto.
Ojos de furia
Mirada atronadora de noche de lluvia,
como la de anoche,
truenos y muchas luces.
Corazón trancido,
viejo desgarro del alma mía
que buscaba con lluvia,
con salada agua de lluvia
limpiar mis ojos
llenos de recuerdos.
Trancido corazón
ya cansado de andar en tu bello tranvía,
que me lleva por calles de adoquines
traqueteando un adiós profundo,
perfume de una falsa ilusión.
Que tiembla en mi pecho,
dice un diablo viejo que no me enoje
que la culpa es mía,
pero llueve,
la vida llueve en la oscuridad
de ayeres de piel tuya
que habitan mi imaginación,
mi falsa memoria,
mis ganas atragantadas
de Dios y miel,
aunque mi garganta miente hiel
y ya nada es dulce
ni Dios, ni la lluvia,
mi noche de temibles truenos.
Es tu nombre atravesado en mi pecho
y ya no sé si parar de llorar
o hacerme noche.
