Revista Diario

A buen entendedor 1

Publicado el 26 abril 2017 por Evamric2012

"Es tiempo de azahar y de jazmines.

A BUEN ENTENDEDOR 1

Hacía tiempo que estaba en el aire, como esas flores que una hace volar con un simple suspiro. Dientes de león que sólo esperan lanzarnos la garra de vuelta.

Hoy París amaneció llorando su xenofobia, arrastra desgano e indiferencia, y toda la miseria y el desprecio de lo que la rodea. Siempre altiva y madre de revoluciones anda ya cansada, y como yo, le hace una manuela a lo que los agogeros y las adivinas llaman "inevitable", a lo que está escrito en un cielo en el que hoy sólo vislumbro urracas, buitres, y depredadores. Y disculpadme/discúlpenme si pienso que ella no es así.

Tal vez llegue hasta la hora de irse de aquí... lo llevo diciendo hace tiempo, pero todo llega cuando los cimientos no se cuidan, y dejamos cualquier ideal que sea, político, social, amoroso, o de hermandad al amparo de las hienas, urracas, carroña de cualquier índole, entrar donde jamás debieron... ya que éstas son insistentes, no cejan en su empeño hasta lograr su presa, y sí saben cómo cuidar de un jardín en ruinas, haciendonos perder no solo la cabeza sino también hasta succionarnos la esencia.

A BUEN ENTENDEDOR 1

Y en esos casos, si bien suelo optar por escaparme, (la huida es mejor que acabar hacinada entre piojos o gases irrespirables), y antes de que me falte el aire, o que los trenes me conduzcan a derroteros inusitados e insospechados, prefiero descalzarme y seguir una vía de tren, o una arteria que como vía aún siga sangrando y sin catéter, a pelo, y asumiendo los riesgos que corren las venas.

A BUEN ENTENDEDOR 1

El análisis sobre los resultados del domingo ya los dejé en el lugar donde mejor sé que tendrán el eco que merecen.

... que te has pasado media vida haciendo y deshaciendo maletas, llevando los bártulos como un fardo que no pesaba, tejiendo y destejiendo latidos, entre acanto y acíbar, rostros afásicos y chamarileros, vendedores ambulantes de sueños que sabían a colza, chicoleos y cristomatías, con el mar de fondo y a la luna de Valencia, respirando hondo y arriesgando olas, -que quien no se moja no atraviesa mares-, que en tu mirada vi mi planeta en el que tú, niño heresiarca me regalabas una rosa aquel verano en el que me viste pasar sin dejar de girar y de girar en los viajes de un laberinto de pájaros, de fauna, de andenes, de vías de tren sin destino, de círculos que no acababan por cerrarse hasta sacarles la tarjeta roja ese día en el que los nudos empiezan a desatarse solos y acabas bajo una dipsomanía ecléctica, y sueltas la sonrisa, y la pintas con pompas de jabón para que estalle de una, frágil, etérea, aunque con ella se aúnen rosas con espinas, que un/mi cuerpo no es fácil, y quien se arrime que sepa que hasta pueda que se lastime y se duela, que ya es tiempo de lanzarse en trampolín ante la estela que deje la piel en su abismo, que sólo quiero ser viento para que mis manos y mi talle bailen bajo tambores de selva, porque anda sigiloso el tiempo de las nadas y nadando uno/a se hunde más en el vacío, que ya no hay nada más que recoger tras la siembra, que algunas son baldías, que la esperanza se ha teñido de azules, que lo verde ya no cobija, que la buena sombra y el buen abrazo distan de los pétalos de las nubes, que sigue lloviendo y París llora porque la atenazan las sombras de una primavera negra y tardía.

Peroo porque aún sé que la vida me/ y nos seguirá besando en la boca, y sé que la mía si ya vacía de besos rotos se estrellará llena de luz en la tuya y por sorpresa... ya sólo por eso hay que seguir peleándole los pétalos a cualquier atisbo primaveral.


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