Tan extraño, ¿No lo crees?
Efimeros detalles que adornan toda la escena de nuestro amor celestial, tan solemnes, tan trémulos, tan sinceros, tan fornidos que nos mantienen unidos pese al paso incesante y disonante del tiempo.
Vamos paso a paso con la calma justa y necesaria, junto con una cobija de inseguridad tormentosa que nos mantiene atados al pasado. Nosotros los sobrevivientes de nuestros actos que vamos a contracorriente del pasado, ya que sin lugar a dudas podríamos formar un futuro mejor mano a mano y beso a beso, y esto debido a una fuerza inconsistente pero coherente más grande que nosotros mismos.
Estamos en la marcha diáfana del tiempo aunque en ocasiones pareciera que volvemos al pasado, que el trayecto hacía el futuro no se observa, que nos alejamos fortuitamente y que una voz con un eco fundamental nos reune, nos hace llorar, reír, y finalmente darnos el amor que represamos por temporadas.
Mirándote a cada instante y quedando perplejo millones de veces, e intentando no morir en el intento irisorio, te quiero plegada en mi alma y que cultives mi ser con tu habida sonrisa misericordiosa, solo puedo verte a ti al final de la noche, solo puedo sentirte en los momentos de calma, solo puedo estar a tu lado por el resto de mi existir.
Amor de mi alma, reposo mis miedos en ti.
Amor de mi vida, te entrego mi ser y mi razón.
Amor de mis amores, estoy frente a ti pidiendo que estés toda la vida conmigo.
Te agradezco por mis mejores momentos y los que vendrán, pese a que el camino es más díficil que el inicial, ya tenemos la fuerza mental y corporal para seguir nuestro destino junto con la magia perceptible de nuestro amor y nuestros deseos.
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