A contrario sensu

No podré tumbar al elefante. Parece que no, porque sin darme cuenta estoy de nuevo acariciando estas teclas para escuchar lo que tienen que decirme.
Cuando pensamos en nuestra vida realmente descubrimos cosas que jamás nos planteamos.
No se trata de cambiar de opinión, y ni tan siquiera es una rectificación. Hace unos días que decidí ponerle punto y final a mis palabras y ahora, vuelvo. Sin más, como vuelve el invierno o las golondrinas.

¿Contradicciones? Bienvenidos a mi vida.
Y esto es parte de ella.
Es parte de sentir y abrir los ojos cada mañana.
De descubrir que nada de lo que te rodea es para siempre.

Y es que es difícil sonreír con la mirada, pero hay personas que consiguen hacerlo.
¿Por qué no dejas de hacerme sufrir?
Al final siempre acabo en el mismo pozo, deseando lo mismo, soñando con lo mismo, acariciando recuerdos. Nada puede quitarnos lo que deseamos intensamente, aunque lo intentemos tapar debajo de la piel y de los huesos, detrás de las sonrisas o en la misma profundidad del océano.
Soy un cúmulo de esperanzas y sueños que intentan tapar lo que me falta, lo que más añoro y deseo en el mundo. Porque nunca somos sinceros del todo hasta que podemos oler el mar con las palabras, o sentir la calidez del sol mientras describimos una sonrisa.
No es que no queramos avanzar. Joder, siempre uso la falsa modestia como escudo.
No es que no quiera avanzar, es que no todo es tan sencillo cuando de verdad se siente. Yo sólo quiero descansar un tiempo y no apartar nada de mi vida como llevo haciendo toda ella, quiero cambiar en muchos aspectos y ser mucho más libre, mucho más de lo que trato de mostrar.
Y es que siempre acabo en el mismo pozo, deseando lo mismo, soñando con lo mismo, acariciando el recuerdo de su rostro, deseando lo mismo, soñando lo mismo…

Tal vez no sea una persona lo que me ata, sino su reflejo de tinta que recorro con las palabras.

Por cierto, gracias a todos por entrar aquí y por formar parte de este tiempo detenido.