Hoy, explorando el TT #PrayForParis, encontré un tuit que menciona a París junto al Líbano y Bagdad, donde otras decenas de personas acaban de morir a manos de otras personas (el tuit también menciona el terremoto en Japón, pero eso es diferente). Antes que otra cosa, lo primero que pasó por mi cabeza fue: "¿A dónde te llevo?" No es que tuviera pensado ir a París, al Líbano o a Bagdad; no es que tema que algo pase afuera de mi casa, tampoco; pero tuve la impresión de que el mundo entero era un peligro y yo no podría ser el mundo para B, cuando tuviera que dejar de tenerla en brazos. La impresión se pasó, pero con la cabeza fría: sí andamos por mal camino, como humanidad. A los tuits de conmoción por los atentados en París, les siguen, como siempre -y qué bueno-, los que recuerdan que todos los días se dan eventos igual de terribles en otros lugares: lugares que no importan.
Hace días, a propósito de que escribí sobre mi deseo de que B no crezca en México, Matt comentó que le hubiera gustado que explicara por qué. Es porque México no es un buen país para vivir, y menos para una mujer. No me gusta verbalizarlo y menos dejar registro de que lo he verbalizado, por lo siguiente:
1. Así, sin contexto, es desagradecido, viniendo de alguien que ha sido privilegiada en todos los sentidos.
2. Parece desatender el hecho de que Dios está en todas partes. *repetir el punto 1*
3. No hay comparación entre la mayor parte de México, y algunos lugares en guerra o paupérrimos; incluso, nuestro remedo de democracia y de libertad de expresión es mejor que lo que se vive en varios lugares.
Sería mejor decir que "México no es un buen país para que viva mi familia, aunque es un maravilloso lugar para millones de personas: otras". Yo no quiero estar en un lugar donde el gobierno le dice a los ciudadanos que "ya chole con sus quejas". Aquí el desgobierno, el valemadrismo y la corrupción se viven en la médula de las instituciones. Dejan mucho que desear el sistema educativo y el sistema sanitario. En cuanto a cultura... me entiendo mejor con personas de otros países, o con mexicanos que no son como la mayoría. Eso último queda muy mal, pero así es. En el norte, la gente es franca y leal, pero también de mecha muy corta, y progre enceguecida; en el centro perviven discriminaciones del siglo XIX y miseria que supura envidias. En donde se viven o se han vivido olas de violencia, la descomposición social es de dar miedo.
Vivo en uno de los estados más seguros del país, y hace poco me dijeron "se están llevando muchachas de acá arriba", como quien dice "han estado robando tapones de coches en la otra calle". No hay día que no aparezca en Facebook o Twitter, que otra mujer se ha "perdido". Mi niña está segura, pero no quiero que crezca con eso alrededor. Allá lejos son terroristas, acá son los militares, o quien pueda imponerse.
Silvia Parque