Revista Talentos
El eunuco Dong pululaba con rapidez por las estancias del palacio. Quería expresar a toda la corte su enérgica protesta por la calidad de las sedas recién adquiridas, absolutamente inadecuadas según su criterio. No se percató del griterío ni de los disparos, aunque, tras la revuelta, fue el único superviviente.