Cualquier cosa que tenga la palabra violencia en su título llama irremediablemente mi atención. Es así como llegué a ver "Una historia de Violencia", excelente película del 2005 dirigida por el siempre estimulante David Cronenberg. La película, sin embargo, no era una historia original, sino una adaptación de la novela gráfica homónima escrita por un autor que era mayormente conocido (para mi) por sus trabajos en el comic de Dredd. De los dibujos y el arte en general se encargaba Vince Locke, quien además de sus trabajos en otros comics, ha ilustrado las portadas (no todas, pero varias) de una de las primeras bandas de Death Metal que escuché, y que también es de los mejores exponentes: Cannibal Corpse.
Con dicha introducción para los responsables de esta novela gráfica, digamos que estaba bastante entusiasmado. Y la verdad es que no me he decepcionado mucho (algo), aunque claramente el impacto no es el mismo luego de haber visto la adaptación al cine dirigida por Cronenberg. Además, me parece que el filme en cuestión es mucho mejor que la novela gráfica, pero no es de eso (necesariamente) de lo que se trata este post. Sólo voy a dejar mis impresiones sobre la novela gráfica propiamente tal, sin comparaciones (de todas formas, probablemente acabe en las comparaciones, pero luego de mi veredicto final sobre el trabajo hecho por Wagner; del hecho por Cronenberg me referiré algún día en Cine en tu Cara).
La historia se inicia cuando dos forajidos llegan al pequeño pueblo donde vive nuestro protagonista, Tom McKenna, padre de familia y dueño de un café. Precisamente los forajidos llegan al café para asaltarlo y de paso matar a quien les dé la gana, pero McKenna posee habilidades de pelea impensadas y se deshace de los dos deleznables sujetos en un dos por tres. El hecho le trae notoriedad al nuevo héroe local, aunque lamentablemente con la fama llegan nuevos problemas que afirman que Tom en realidad no es Tom, sino un sujeto llamado Joey que una vida atrás se metió en problemas con la mafia. Una espiral de violencia se cierne sobre el protagonista y los demás personajes, quienes quieren salir cuanto antes de tal situación ¿De qué forma se aleja uno de la violencia?
Del dibujo no hay mucho que decir: me parece sensacional; esa especie de caos y 'feismo' a la hora de trazar a los personajes y sus acciones van de la mano con el tipo de historia que se nos cuenta. Hay violencia, incomodidad y rudeza en cada cuadro de cada página. Le da el toque bizarro y sórdido.
De lo que prefiero escribir más es sobre su estructura, claramente dividida en tres capítulos, cada cual con cien páginas casi exactas de duración. El primer episodio (o primera parte) consta de lo que todos sabemos: llegan forajidos, el protagonista se hace famoso, llegan mafiosos más serios, y se instala toda la duda sobre la identidad de Tom McKenna. El segundo episodio trata sobre el pasado de McKenna, y el tercero sobre cómo se resuelve todo el argumento. Sin duda los mejores episodios son los primero y tercero, especialmente el tercero, puesto que la resolución narrada me parece fantástica (por razones que les voy a señalar más adelante, supongo). La segunda parte, mientras la leía, no dejaba de darme la sensación de que sobraba completamente. No hacía falta excavar en el pasado de McKenna ni instalar nuevos personajes, conflictos y elementos narrativos a los que hacerle guiño cerca del final. Todo este segmento se hace pesado porque el pasado mismo del protagonista no tiene sustento sólido que entregue más poderío dramático. Los acontecimientos de ese pasado resultan poco convincentes e incluso forzados y clichés. Lo único que viene a explicar es la llegada de los mafiosos en el primer episodio y los motivos que tiene la mafia en contra de McKenna, cosa que realmente no era absolutamente necesaria. Explicar y explicitar todo el odio y sed de venganza que los malos le tienen al protagonista es una jugada que le quita cierto misterio e incertidumbre al relato y al hecho de sí McKenna es quien afirma ser. El segmento en sí, entonces, elimina esa incertidumbre a cambio de generar una empatía que no era imperativo generar, pues ya estaba firme al lado del protagonista. En estricto rigor, este segundo episodio sirve para hacer avanzar la historia en el sentido de que entrega detalles utilizados en el tercer y conclusivo episodio, pero sus intenciones son tan forzadas que todas esas páginas resultan tediosas de leer y se estancan continuamente. La historia deja de ser una eminentemente familiar sobre la honestidad como base fundamental de esa institución, en detrimento de una historia de venganza y amistad. Se cambió algo más o menos complejo por otra cosa mucho más simple y menos interesante.
A pesar de lo anterior, debo decir que el tercer episodio mejora con cada página y el final resulta bastante chocante por su violencia; la violencia que estamos presenciando, la historia de violencia previa del argumento mismo y la historia de violencia interna de los personajes mismos. Es un buen cierre, toda una masacre. Por su parte, debo admitir que el primer episodio me tenía un tanto decaído, sensación generada porque la cinta de Cronenberg resulta mucho más concreta, precisa y mejor narrada. Súmese a ello los inteligentes cambios que vienen con una apropiada adaptación. Si comparamos una historia con otra, la película me resulta mucho más compleja y profunda que el comic, y no es de extrañar, pues Cronenberg se caracteriza por profundizar en el ser interno de los personajes, ya sea a nivel mental como fisiológico (que al fin y al cabo van de la mano). Lo que para Cronenberg es una historia sobre la identidad, la confianza y la vida misma luego de la violencia, para el autor de la novela gráfica es más bien violencia nacida de una incontrolable sed de venganza. En un inicio parecía ser lo que Cronenberg adaptó, pero con lo acontecido en la casa de los McKenna queda claro que el relato de Wagner es mucho más simple que el de Cronenberg. Está claro que en este caso la adaptación es mucho mejor que el material original. Tan sólo se necesita una mirada más avezada sobre la vida misma.
En resumen, la historia me parece que está bien contada pero no por ello resulta menos cliché y previsible en ciertos momentos. Sin embargo, es una novela gráfica de agradable lectura, principalmente por el gran trabajo de Locke. Como digo, la historia está bien narrada (sin contar el sobrante segmento del pasado del protagonista) pero no es sorprendente ni impactante en términos argumentales (en morales sí que lo son, hay momentos que realmente chocan por su trasfondo tan lleno de odio y maldad). Quizás estemos ante otra historia que se precie mucho de sí, o de un autor que se precia mucho de sí, pero deja un buen sabor de boca final. Perder el tiempo no es lo que pensé luego de terminar de leer.
Les daría un enlace, pero no encontré una versión en español, así que me las arreglé con la de inglés (versión que no recuerdo de donde la bajé). Si leen esta novela gráfica, no esperen la gran cosa, no se van a sorprender. Pero si se dejan llevar un poco, quizás les guste más que a mi.