Revista Literatura

A la deriva...

Publicado el 06 marzo 2016 por House

Estamos ya próximos a cumplir tres meses desde el pasado 20D. Por primera vez en estas casi cuatro décadas de historia democrática,  hemos asistido a la primera sesión de investidura fallida en primera y segunda ronda.  Algo totalmente inaudito y insólito.  Y ahora todos los ojos y oidos estan puestos en el Palacio de la Zarzuela el próximo lunes cuando Felipe VI reciba al Presidente del Congreso y conjuntamente, Carta Magna en la mano, inicien una nueva hoja de ruta. Todo ello gracias a un Mariano Rajoy,  amortizado politica e institucionalmente que en su momento despreció la propuesta del Jefe del Estado para formar gobierno. Y también a un Pedro Sanchez, el nuevo Robin Hood de la política española,  que aceptó el reto sin los apoyos parlamentarios suficientes.  Y de esos los lodos vienen estos barros.

En medio de este circo, asistimos atónitos a un cumulo de manifiestas faltas de respeto institucionales a la figura del Congreso de los Diputados por parte de determinadas formaciones políticas,  siempre embardurnadas de postureos manifiestamente estupidos y carentes de respeto a los votantes y al resto de los grupos parlamentarios.

El dia que nuestra clase política se entere de que el Congreso de los Diputados no es un chigre, ni una discotecani taberna del lejano oeste mejor nos irá a todos. Entre la discrepancia política y el insulto hay un abismo, y lo visto y oido en el Hemiciclo la semana pasada se parece más a discursiones de barra americana que a un debate parlamentario. 

Y en medio de este circo mediático y barriobajero solo hubo dos políticos que supieron guardar las formas y estar a la altura: el Presidente del Congreso,  el solicialista Patxi Lopez y el Presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Ambos, desde sus respectivas atalayas, no tuvieron reparos para llamar a las cosas por su nombre,  y poner al resto en su sitio.
Lamentablemente sirvió de poco porque está claro que vamos camino de unas nuevas elecciones,  gracias a una clase política incompetente que exclusivamente sabe mirar a su propio ombligo importandole muy poco la ciudadanía. 

Lamentable sera que los dos unicos lideres políticos con escaño en la Carrera de San Jeronimo no terminen hartandose de tan vulgar circo y abandonen.  Entonces si, habremos convertido el Congreso de los Diputados en un jauria de egos, fobias, y filias sin medida. Camino de ello vamos.


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