Yaroslav I. Zyablov
Bailemos,
El amor no acaba aquí
Ni perece suspendido
En el tiempo que ha durado
Esta eternidad
Que mi cuerpo efímero desconoce.
Saquemos esa pista musical
Del cajón que cerramos en otoño
De un siglo pasado.
Guiáme entre pasos y acordes,
Suaves frases susurradas,
Éxtasis que enciende la corriente
Desde mis oídos hasta tus pies.
Sos esa casa soleada y con patio,
Donde nunca pude volver.
Con olor a romero y canela;
Una cocina gentil y abundante,
Repasadores de hilo blanco colgados al sol,
Utensillos de madera y sartenes doradas,
Hojas, fotos y estampillas en el escritorio,
Ocres poemas sin terminar,
Repisas encorvadas de lecturas por venir.
Sos el verano que asoma tibio y tímido,
Entre hojas nuevas que estallan
De verde , resinas y savia.
Y el aroma a hierbas silvestres
Que entrelaza sus dedos
Con el arrullo del agua
Que choca contra las piedras
Que descansan a la sombra del sauce.
Bailemos,
Mientras encuentro el camino de regreso,
Al continente perdido al otro lado de este río,
Atravesando el océano,
Donde el agua salada
Castiga los acantilados
Y el mar es tan negro y profundo
Como el vacío de una existencia sin vos.
Bailemos
Mientras las letras de ese boleto
Para el tren con asientos azules
Que parte desde la estación abandonada con tejas rojas,
Son embestidas por el tiempo
El mismo que hoy ya no me permite volver.
Yaroslav I. Zyablov
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