Septiembre se adentra en los huesos. El frío quiere hacerse notar, afortunados los que esperaban su llegada, no tanto para quienes restan días hasta el próximo mes de calor. La luz le va cediendo el escenario horas antes a la luna y estrellas, bonito mes para los románticos y soñadores. Tiempo para labrarse cada día un futuro en el que podamos ser felices. Mes de películas, sofá, palomitas y manta. De miradas cómplices, sonrisas y amor o de libertad, locura y amistad. Mes de no saber qué hacer o de tenerlo todo muy claro, válido para cualquier aspecto de la vida. De tumbarse con los ojos cerrados, haciendo una visita la mente al corazón para tomar un café, reír y recordar.
Y aquí sigo yo, escuchando esa canción que es capaz de crear un torbellino de sentimientos en tiempo récord, mientras veo pasar los años a la velocidad de las nubes en una noche de viento.