Temblaba como una hoja, estaba asustada, sus grandes ojos negros comunicaban lo que sus palabras no podían aclarar. Con la túnica granate que vestía y la cabeza cubierta con el hiyab parecía mayor, pero era muy joven. Su juventud contrastaba con una gran dignidad y un no querer ahogarse en el fondo de su propia angustia. Esta fuerza interior era lo que le había llevado a desobedecer por primera vez a su marido, a abrir la puerta de su casa y salir a la calle sola. Nos sentamos en un banco del pasillo, nos miramos y entablamos una “conversación”, si así puede llamarse, porque ella solo hablaba árabe y yo solo español. Sonó su voz en mis oídos, pero fueron sus ojos y sus manos los que me hicieron comprender y todo su mundo cobró vida.
Su vida era una existencia de silencio y soledad dentro de las cuatro paredes de su casa en el Casco Viejo de Vitoria y sus negros pensamientos la oprimen más cada día pues los problemas se le acumulan y no entiende nada. Por eso se ha atrevido a llegar al Centro de Adultos Paulo Freire para solicitar alfabetización en español. Tenía miedo, mucho miedo. Cuando las cartas llegaron no sabía qué hacer con ellas y un día unos señores le cortaron la luz. ¿Qué va a pasar cuando regrese su marido que lleva meses fuera? Quería estudiar con mujeres, solo mujeres porque el Dios de las alturas prohíbe que esté con hombres. Ante mi gesto contrariado, me enseñó el dedo con el anillo de casada y me dijo que su marido tampoco quiere. Me lo suplica con sus grandes ojos que proyectan una mirada triste. Entiende por mi gesto que no es posible. Se levanta, se traga su profunda tristeza y se desvanece de la misma forma que ha llegado.
Este curso, las mujeres marroquíes han aparecido por primera vez en el Centro de Adultos Paulo Freire para alfabetizarse en español. Comparten aula con mujeres y hombres de diferentes nacionalidades. Ha sido una gran noticia aunque no lo refleje ningún medio informativo contagiados como están por el clima de ansiedad global producido por la crisis. Estas mujeres han hecho un largo recorrido mental, familiar y social. Han tenido que conciliar el drama privado y la crítica social con sus ansias de superación y de hacerse visibles desde esa discreción que les caracteriza. “Necesitan entender a sus hijos, se han hecho mayores y solo hablan español entre ellos”. Sólo falta una, ¿volverá algún día?
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A las mujeres marroquíes de Vitoria ¡Se lo merecen!
Publicado el 30 septiembre 2012 por María Pilar @pilarmoreTambién podría interesarte :
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el creador es un dios solo el profeta es muhammad y la religión es el islam