a mi mamá le fascinaba la habilidad que tenía de convertir las cajitas de medicina vacías en coloridos marcos de papel. Ese cuarto que había sido víctima de mi ociosidad decorado con la frases más representativas de mi ira adolescente (con plumón indeleble) era ahora a su vez vestido con mis constantes experimentos de periódico, llegando un momento en el que ni siquiera el techo había quedado a salvo. Mi papá se quejaba que las paredes de tan desafortunada criatura eran lo más similar a un centro penitenciario que hubiera visto en su vida (a pesar de que repetía la misma afirmación cada vez que llegaba con las manos pintarrajeadas de dibujitos), así que el día que le pedí dinero para devolverle cierta dignidad con el azul rey y el verde limón que me gustaban, accedió sonriente y compró incluso botes de más que al día siguiente se encontraban en la puerta de mi cuarto.
a mi mamá le fascinaba la habilidad que tenía de converti...
Publicado el 20 marzo 2011 por Ni_minia mi mamá le fascinaba la habilidad que tenía de convertir las cajitas de medicina vacías en coloridos marcos de papel. Ese cuarto que había sido víctima de mi ociosidad decorado con la frases más representativas de mi ira adolescente (con plumón indeleble) era ahora a su vez vestido con mis constantes experimentos de periódico, llegando un momento en el que ni siquiera el techo había quedado a salvo. Mi papá se quejaba que las paredes de tan desafortunada criatura eran lo más similar a un centro penitenciario que hubiera visto en su vida (a pesar de que repetía la misma afirmación cada vez que llegaba con las manos pintarrajeadas de dibujitos), así que el día que le pedí dinero para devolverle cierta dignidad con el azul rey y el verde limón que me gustaban, accedió sonriente y compró incluso botes de más que al día siguiente se encontraban en la puerta de mi cuarto.