Él me entendía.
A veces,
veía en sus ojos
su alma y la mía.
Algunas noches sueňo con él
y le pregunto por qué.
"Son cosas que pasan,
decisiones,
historias de orgullo,
heridas que vienen de lejos, equivocaciones..."
Se equivocó.
Me equivoqué.
Dejé de hablarle,
de querer preguntarle.
Se fue y no me importó.
Y cuando quise recuperar
esa mirada en la mía,
él ya no era él
y yo ya no era yo.
No obstante,
me regaló recuerdos
y muchas historias
repetidas hasta la saciedad
que siempre me sabían a poco.
Aún me llora su recuerdo
y más aún,
todos los que no pudimos construir.
Por eso,
en su memoria
y en la mia,
intento que solo el tiempo
sea el dueño de mi vida;
tanto el que doy
como el que recibo.
Él me entendía.
Pocas almas he encontrado
en este río
que lo hagan.
Alguna descubrí
y, por ello, soy afortunada.
Supongo que en su cauce
hallaré más locos
como nosotros dos.
Gracias,
por darme tu mirada
y un gran pedazo de tu corazón.