El otro día mencionó algo que me dio para pensar un poco más.
Dijo: —Tú no me envías mensajes si yo no te envío, y tampoco me invitas a salir si yo no te invito...—Por alguna razón, no pude evitar sentir un aire de rechazo e inseguridad proveniente de estas palabras. Parece que todo este tiempo en el que yo he estado cuestionando sus intenciones, él ha estado cuestionando las mías.
No supe cómo responderle. Él tenía un punto. Y me atacó con algo de lo cual no podía defenderme.
Si mencioné que mis intenciones han sido diferentes a las de él desde el principio. Que sí parece que él tiene las cosas claras a diferencia de mí... Y que definitivamente él piensa menos las cosas.
Creo que concordamos que él iba muy rápido, y yo muy lento; y que lo que deberíamos hacer es que yo vaya más rápido, y él más lento. Y creo que en este punto fue cuando mencioné que yo no quiero que las cosas se me vayan de las manos y vayan a un ritmo que no puedo controlar.Sí quiero hacerlo, no me malentiendan. Y no le estoy rechazando de ninguna manera.
Yo solo digo, que quiero ser yo la que quiera hacerlo, la que decida cuándo y cómo. Quiero que las cosas vayan un poco más a mi ritmo y no al de él.Yo quiero ser la que tenga tantas ganas que me quite la ropa sin su ayuda, y que sea yo la que lo desnude a él, y seducirlo para que lo hagamos. No quiero sentir que él va dirigiendo todo y seduciendome a hacer cosas las cuales yo preferiría esperar un poco mas.
Solo eso.