A mi también
me aturde mirarme al espejo
y estar frente a mi cara y no encontrar nada
que sea diferente a lo que encontraré mañana.
A mi también
me angustia mirar el pasado
y estar frente al presente sin señales de humo
que hablen de un futuro de aspecto menos deprimente.
A mi también
me cuesta asumir la vida tal y como es,
A mi también
me quema pisar la calle cada amanecer
A mi también
me duele perder batallas sin poner ni un pie
en este campo de guerra,
donde ruedan las cabezas
que no entienden de destrezas monetarias
y no admiten el valor de un trozo de papel.
Pero, aún así:
Creo que nunca hay que perder la esperanza, amigo,
al caer al suelo en la playa de Barcino,
hay que levantarse, agarrar la espada,
colocarse el yelmo y continuar el camino.
Creo que nunca hay que perder la esperanza, amigo,
es normal de un muerto, que no luche por su sino,
pero tendréis guerra, un grano en el culo,
y un puño anhelante, mientras permanezca vivo.
Que yo también
me siento un lobo estepario cada dos por tres
Que yo también
me pregunto si esta existencia tiene razón de ser
Que yo también
camino por las aceras de Carabanchel
matándome a preguntas
y sacándole la punta
a millones de dilemas que acompañan
a mi alma, trastornada por el tedio y el quehacer.