Hace unas entradas atrás comentaba la llegada de un nuevo amigo y que ahora he de desestimar porque desgraciadamente y en contra de mi voluntad y mi deseo, la otra parte implicada no buscaba lo mismo que yo en un amigo y todo esto hizo que nuestra incipiente "amistad" no llegase a nada más porque según mi criterio, para que exista esta relación, ha de haber un acuerdo entre las dos partes y ha de perseguirse el mismo fin.
¡Tendrán la razón los que tantos dicen que "entre un hombre y una mujer no puede existir la amistad"! ¡Qué lástima que ésta afirmación sea certera para una gran mayoría!
Yo sigo sin creer en ello y sigo abogando por la AMISTAD, así en mayúsculas, indistintamente del sexo, la raza, la edad, el credo, ... o cualquier otra condición humana que no esté por encima del afecto, la complicidad y la afinidad que surgen entre dos personas y que provoca que sus almas se unan en un estrecho y consolidado vínculo que las mantendrá fusionados hasta que uno de ellos decida romper este compromiso o que la vida, inexorablemente ponga fin a esta amistad.
Pero, hoy tengo que darte a conocer una buena nueva mi estimado cómplice. Hace unas semanas, alguien que creía perdido y que siempre confié que el destino volviera a ponerme en mi camino, ha obrado el maravilloso prodigio de reencontrarnos y con ello, el de recobrar una estupenda y muy consolidada amistad, llena de mucha complicidad, intuición, conexión, compañerismo, respeto, colaboración, sentido del humor y compañerismo.
Y es por ello, que en su honor y en honor de todos mis amigos y mis amigas, a los que, con tu permiso, te incluyo a ti, mi cómplice, quiero dedicarles esta magnífica obra poética musical creada por Alberto Cortez y el gran poeta chileno, Facundo Cabral y cantada a dúo por ambos.
Como en otras ocasiones, te dejo escrita su letra para que puedas comprobar la belleza de esta pieza musical, además de poder valorarla en su justa medida, como obra poética.
A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabras de aliento y el abrazo;
el compartir con todos ellos la factura
que nos presenta la vida, paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas;
los arrebatos de humor, la negligencia,
las vanidades, los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel,
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel,
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel:
un corazón.
A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbara sin querer nuestra armonía;
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir, alguna vez, por tonterías.
A mis amigos legaré cuando me muera
mi devoción en un acorde de guitarra
y entre los versos olvidados de un poema,
mi pobre alma incorregible de cigarra.
Un barco frágil de papel,
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel,
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel:
un corazón.
Amigo mío si esta copla como el viento,
adonde quieras escucharla te reclama,
serás plural, porque lo exige el sentimiento
cuando se lleva a los amigos en el alma.