Revista Literatura

A mis colegas: la responsabilidad de un blog

Publicado el 01 octubre 2012 por Migueldeluis

Un mensaje a mis colegas blogueros

…de la productividad, el coaching y el minimalismo

A mis colegas: la responsabilidad de un blog

Quería dedicaros, dedicarnos, unas líneas a reflexionar sobre la responsabilidad compartida que tenemos. Sí, una responsabilidad proporcional al número de visitas de cada post y a la seriedad con que cada lector se tome nuestros artículos; una responsabilidad importante con tal que sea importante para una persona

sobre todo no vale engañar

No se trata de escribir mucho, ni poco; se puede escribir poco y muy mal, pero sí de pensar lo que se dice. Esto es especialmente importante cuando orientamos nuestras acciones a reclutar nuevos visitantes. ¿Vale todo? Evidentemente no, sobre todo no vale engañar. Este engaño puede ser intencionado, cuestión que voy a dejar de lado porque imagino que quien piense que el dinero justifique los medios ya habrá dejado de leer este post. Hay otro tipo de engaño, más insidioso, más difícil de advertir que surge de la pereza. Sé que repito advertencias de hace años cuando digo que Internet es una máquina de rumores. Sobre todo ahora con redes como twitter que hacen de catalizador social. Hace años, en un día o dos, lo sabía toda la ciudad. Hoy en día, en un minuto o dos, lo sabe, literalmente, todo el mundo.

Todo el mundo, incluidos los blogueros

Nosotros estamos incluídos en ese todo el mundo, pero incluídos con una responsabilidad especial, más intensa, en razón de la gente que nos sigue. Me explico, si crees el rumor de que hay una colonia marciana en venus pues es asunto tuyo, pero la cosa cambia radicalmente cuando difundes ese rumor y pides que se dediquen millones de euros a una misión espacial de contacto.

si gastamos todos será bueno para la economía de los cerrajeros, cuando venga el desahucio

Habréis recibido, por ejemplo, esos correos electrónicos en cadena tan chulos que tienen la solución a la crisis, con tal de que todos los españoles hagan lo mismo. Como si hubiera un comportamiento económico que fuera beneficioso a todos. ¿O vais a decir que contrate un fondo a 20 años a un señor de 93 años? Porque sí se le dice a un joven con hipoteca ahogadora que gaste, que si gastamos todos será bueno para la economía. Ya… claro, será a la economía de los cerrajeros, cuando venga el desahucio.

Gastando Tu Dinero

¿Podemos recomendar una herramienta GTD sin haberla probado? Supongo que sí, pero advirtiendo claramente hasta cuanto llega nuestra experiencia. Porque tengo la sensación de que algunos blogs –no diré nombres que pretendo llamar a la reflexión y no condenar a nadie– que se montan exclusivamente para vender aplicaciones informáticas y elementos de papelería. Nada de malo hay en ello. De hecho quien pase horas probando aplicaciones, e invirtiendo dinero y esfuerzos en compartirlos merece su dinero. Pero fíjate que he dicho quien “invierta dinero y esfuerzos”.

Prejuicios… pero sí yo no tengo

¿Podemos condenar un sistema que no esté basado en GTD sin haberlo probado? Desde luego que no, en público. Me explico: tengo derecho a quedarme con GTD toda la vida, y tengo derecho a no escuchar al nuevo sistema de productividad de moda. Vale. Es un prejuicio, pero es mi prejuicio y me sirve para evitar perder el tiempo con la mayoría de los nuevos sistemas de productividad que no van tan bien como GTD.

Vamos, que ya hemos probado mucho y no van tan bien y suponemos que el siguiente que venga también será peor. Si tienes un blog de productividad puedes elegir centrarte en GTD e ignorar el resto, es razonable; lo que no podemos hacer es condenar a un nuevo sistema sin probarlo, sólo porque difiere de GTD en esto o lo otro. Pues claro, si no tuviera diferencias con GTD sería GTD.

Ejemplos de una regla general

Lo que he compartido son sólo ejemplos de una regla general que va más allá de la productividad personal o incluso de los blogs. Todo lo que he dicho vale para twitter, para el email, para app.net, para un artículo de periódico o lo que salga. Es la vieja regla de saber de lo que se habla y pensar lo que se dice, que es más importante entre más personas nos tengan como guía.

sepa lo que habla y piense lo que escriba

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