A NÁN. A mi Nano.

A mi ángel, Nán.

In memoriam.

Has decidido irte hoy, un jueves, y sin aguacero en París... 

Quiero recordarte siempre vivo en mi memoria, Nano. 
Como cuando nos vimos por primera vez... y con el texto que te escribí en su día, en 2010. Fuiste uno de mis primeros comentaristas, fiel amigo, leal, sincero, compañero de rebeldías, de momentos duros y de risas; más allá de un blog, fuiste persona, confidente, y hasta me encomendaste a tu niño, a nuestro Luisito cuando llegó a París... Un tiempo después cenamos los cuatro, y me presentaste a Lola, y aquello se regó con champagne del bueno en el Quartier Latin, como no podía ser de otra manera. ¡Qué buena borrachera!. 

Aquí dejo todo lo que por ti sentí desde el primer día y sigue vigente hoy, y  lo seguirá siendo porque eras uno de mis ángeles de la guarda, y porque sólo quiero recordarte como la primera vez... 

Aquí va (publicado el 27 de Julio, 2011).

A Nán http://angelessobreberlin.blogpost.com

Cuando el tiempo se detiene en un instante y se abre tu sonrisa, en el cielo, los Ángeles sobre Berlín despliegan sus alas.

Siempre te imaginé así, con esos hoyuelos, recorriendo tus mejillas cuando sonríes.

Con esa generosidad y esa carita de niño bueno.

Si te quiero es porque eres un gran hombre, y porque siempre estuviste ahí, cerquita en la distancia y apoyándome y leyéndome, y también porque a pesar de la sorpresa con la que me visitó el destino nunca me juzgaste.

Si te admiro es por ser como eres, por pasearte por Madrid con garbo a pesar del dolor de la pierna y venir a verme, y porque sé que nos quedaránaún algunas copas por tomar en los Tipos Infames.

Y también porque desde un principio cuando abrí este blog en 2008 descubrí en esosÁngeles tuyos un respiro y un alimento frente a la mediocridad.

Espero que esos ángeles sigan revoloteando siempre entre tus venas, y que nadie te arranque nunca esa bella sonrisa.

Yo también te quiero más desde que te conocí.

Esta vez, sería difícil escribir un epitafio o necro, que no saliese de lo más profundo no sólo del corazón, sino también de lo que considero una amistad plena. Una complicidad, ternura, rebeldía y empatía, comprensión.  Sólo aquellos que han atravesado los mismos síntomas, pueden compartir sensaciones, arrebatos,  sin juzgar, y perdonando.  Y no soltarte las alas sin impedirte volar...

No conozco a nadie, que tras haber tenido la suerte de tropezarse contigo, Nanete, no te quisiera. Y ahí, ya todo queda dicho.

Hasta pronto, mi ángel sobre Berlín. 

Y con paraguas ;)

Te dejo este Adagietto de Mahler del que tanto conversamos...