Sonríen, siempre sonríen para evitar que te preocupes, con ellos el mundo es un poquito más bueno y menos malo. Cuando hacen el esfuerzo de ir a trabajar aunque su cuerpo ya no pueda más, cuando el día a día les supera pero nunca se rinden por sus hijos, para que cuando sean mayores miren atrás y puedan ser felices con la vida que sus padres les regalaron. Porque son súper héroes sin capas ni medallas, sin embargo poseen un corazón que no les cabe en el pecho. Su mayor premio es que les digas que les quieres, que les abraces y que les agradezcas de verdad lo que hacen por ti. A veces no se dicen los te quiero por vergüenza o por cualquier motivo, pero con esas dos palabras son las personas más felices del planeta, sienten que todo merece la pena. Hay mil formas para decírselo, para demostrárselo, encuéntralas.
Hay personas que malgastan su tiempo en discusiones por cosas sin importancia, en portazos que dejan al corazón sordo o en decir que son pesados por únicamente querer lo mejor para ellas. La vida es un reloj de arena en el que cada granito es un momento importante para estar juntos, es incesante, imparable. Granitos de arena como hacerles compañía, ayudarles cuando sus fuerzas se debiliten, abrazarles, reír en las situaciones buenas y sacar una sonrisa en las malas. Porque los momentos malos vienen solos, pero los buenos son únicos e irrepetibles.
La familia es un salvavidas cuando te estás hundiendo, alas cuando te quedas atrapado, oxígeno cuando la vida te oprime y calor cuando sientes frío. La familia es amor puro a prueba de tropiezos.
Por todo y más, gracias, os quiero.