Ha sido un día extraño, de esos en los que lo inesperado sucede. Hoy me han llamado para salir. Y es domingo, vaya problema. Todos son buenos para pedirme un favor, y yo soy mejor para aceptar. Qué más da, si no me cuesta nada más que mi tiempo, que ya es mucho. Esperen... entonces sí que cuesta, y me costó... ¡mierda! Es demasiado tarde ya. Acabo de regresar.
Sobra decir que lo que haré a partir de este momento será resistir las ganas de no hacer nada e intentar realizar algo que produzca... mmm... no sé, que produzca algo; lo que, por cierto, vagamente puedo concretar. Aquí estoy, escribiendo esta especie de bitácora sintiendo que debería estar haciéndolo mejor pero sin poder, y en eso se basa todo. Toda la vida, pues, acaba dejándote el sabor de que pudo ser un poco más y que, debido a tu incapacidad o ignorancia -a veces (sino siempre) ambas- no podrá ser, simplemente no esta vez.
Simplemente nunca.
J