Cuando nos encaprichamos con algo, lo buscamos hasta conseguirlo, porque lo queremos a toda costa; una vez en nuestras manos, los disfrutamos como si se nos fuera a terminar el mundo y tras desinflarse la ansiedad del momento o bien nos deshacemos de ello vendiéndolo en "Segundamano" o tirándolo a la basura.
Todo esto es aplicable a la ilusión que nos despierta un cachorro (desgraciadamente tras una vitrina de una tienda de mascotas y no rescatando alguno de una protectora) y cuando se hace grande y/ o nos complica la vida, echamos mano de lo citado antes añadiendo también, el dejarlos en perreras municipales, protectoras o albergues.
A mí ya no me extraña nada. Hubo una época en la que era habitual encontrar casos de ancianos abandonados en gasolineras y ahora en las salas de hospitales con la excusa de ir a ver al médico cuando en realidad, era para dejarlos apalancados en las salas de espera, abandonados a su suerte. Sí hacemos esto con las personas que tanto hicieron por nosotros cuando eramos pequeños, que nos dieron su sabiduría y amor incondicional, ¿por qué no hacerlo con aquellos animalitos que fielmente nos dieron su compañía y cariño incondicional?
Al ver estas cosas, cojo más y más asco y repulsión hasta el ser humano( aunque hable en plural y yo también sea un ser humano, no puedo dejar de aplicar que no sería capaz de hacer semejantes barbaridades, pero los de mi especie sí). ¿Cómo podemos ser así? Seguramente sí mirasen( el singular creo que es mejor que generalizar en algo que no sería capaz ni de pensar hacer) sus ojillos inocentes, no serían capaz de atarlos a un poste, abandonarlos en cualquier cuneta o llevarlos sin piedad a las perreras donde se amontonan perros que desgraciadamente muchos, morirán allí por falta de hogares dispuestos a adoptar perros ya adultos.
No compréis perros, cuando en estos sitios hay perros a aburrir, cariñosos, deseosos de acabar sus vidas o de proseguirlas en un hogar donde el cariño y el calor de una casa es lo único que necesitan para poder dar sentido a su existencia.
No abandonéis compañías, cariño que ya creáis caducos, los mayores, sean animales o personas, nunca caducan.