Wake up!
«Hay un momento del despertar que me aterra, doctora. Ocurre cuando uno está soñando todavía, y suena el despertador de afuera, el del otro lado de la vida, y el sonido del despertador irrumpe en el sueño y se incorpora a él como si fuera una alarma antiaérea. A mí me acaba de ocurrir, y por eso le escribo tan temprano: estaba soñando que iba a subrrogar la hipoteca de mi putopiso, y de repente sonaba el despertador a través de los altavoces del banco en los que quería hacer la dichosagestión. Y me aterra esta situación por un pavor irracional: ¿qué pasaría si, por una extraña atracción de la materia y de la perversión espaciotemporal de la física cuántica del cruce de los elementos, en ese momento del despertar fuera yo el abducido por la maquinaria infernal del despertador; esto es, si mi cuerpo se integrara en el despertador y se acoplara a sus endemoniados engranajes? Aunque, por otra parte, la vida es un complicado juego de engranajes, así que creo que nuestras articulaciones y tendones podrían adaptarse ferpectamente a la maquinaria del reloj. Doctora, me dirá usted que es complicado, pero en ese momento del despertar todos los sueños, y todas las pesadillas, son posibles.»