Revista Talentos
Él creyó en un día más; nadie se daría cuenta. Supoentender, cavilante, que todas las oportunidades que dejó escapar, hoy, como sidespertase de un mal sueño, otra vez las tenía puertas por delante. Tambiénsupo en ese mismo instante –como si alguien se lo soplara al oído- que éstasería la última de las oportunidades. Se convenció de que tardaría una eternidad en explicar losucedido. Cada noche, hasta ese día, observó el libro cubierto de polvo, allíen el estante de la biblioteca. Explicar –decía- sería perder el tiempo detodos. Nadie le creería, todos abogarían por su abolición. Dentro del libro, lamancha de café sabía que su vida no había sido en vano. DP