Ahora más que nunca quiero elevarme de la tierra porque los sentidos ya no me aseguran que las sensaciones sean ciertas. Huyo de mi piel, camino hacia mi mente. Necesito dejar atrás pero algo me lo impide: esta curiosidad innata que me ata al explorar. ¿Qué les lleva a ser así? ¿Cómo ha podido el hombre descubrir por qué brillan las estrellas pero no vivir al compás con los demás hombres? ¿Qué pretenden, qué creen? dime, ¿es que no sienten igual que yo? ¿Es posible sentirse perdido en una ciudad donde apenas se ve el cielo? ¿Sentirse solo en un mundo rebosante de vida?
Las pocas verdades que creía seguras se han derrumbado ante mis ojos, y he llegado a un punto de no retorno, en el que el mapa de mi vida es todo mar abierto, cuando las manos de las que caminaba me golpean y las bocas que me sonreían cuchichean a mi espalda.
Dime, ¿qué voy a hacer ahora?