Hora: Alrededor de las 00.30 a.m. Lugar: Las Tablas (Madrid), inmediaciones de mi lugar de trabajo.
Estaba yo escuchando “El Larguero” como cada noche de camino al trabajo cuando veo como una Picasso de la Policía Nacional se me pone en paralelo en un semáforo. Observo que me miran, pero yo como si nada cuando se enciende el semáforo prosigo mi camino. Miro por el retrovisor, nunca es plato de gusto cruzarte con los maderos y que se queden mirándote, y me sorprendo al ver que han modificado el camino que llevaban y me siguen.
Paso un cruce, otro, pasando por delante de una parada de taxis bastante solitaria, me quedan dos giros para llegar a mi trabajo, siguen detrás. Giro a la derecha, usando por supuesto el intermitente y veo que me imitan. Me sorprende y me da muy mala espina, es una calle desierta de sentido único , nunca pasa nadie por allí porque antes era la que llevaba a la entrada del trabajo pero hace tiempo que cambiaron la entrada a la calle paralela.
Enfilo la calle y veo como ponen la sirena, las luces, aceleran y me cortan el paso, en plan Corrupción en Miami. No sé porqué pero siempre que me han parado los de tráfico o cualquier policía sé porqué lo hacen pero esta vez me quedo pensando “¡Pero coño si sólo voy al trabajo!, ¿Tendré alguna luz fundida? ¿Creerán que he robado el coche o que voy a vender droga? ¿Pero cómo leches voy a vender droga en una calle desierta como ésta?”. Siempre me entra ese sentimiento de culpabilidad, como si hubieras hecho algo solo por el hecho de que te paren.
Pero bueno, como no podía ser de otra manera, me paro. Bajo la ventanilla y les pregunto “¿Hay algún problema?” a lo que me responden con un seco “Apague las luces (mal rollo) y apague el motor. Su documentación”. Rebusco en la guantera y les doy el pack (permiso de circulación, tarjeta del coche, permiso del ayuntamiento, último recibo del seguro) y les enseño el carnet. Por lo menos no me hicieron sacarlo del plástico, porque luego no hay quien coloque la dichosa cartulina tamaño folio rosa. Vuelvo a preguntar, “¿Pasa algo?”. Siguen sin contestarme.
Después de confirmar mis datos me preguntan “¿Eres de por aquí?”. En ese momento piensas, “Pero hijo de mi vida si estás mirando mis datos, desgastando los papeles de tanto mirarlos, si te lo han vuelto a decir por teléfono, ¿Es qué no ves que no vivo por la zona?”. Pero claro si te pones borde, peor, así que les dije que trabajaba “ahí en frente”, me devolvieron mis papeles y me dieron las gracias por pararme porque les dio la real gana.
Aún estoy pensando porqué me pararon, bueno, estarían aburridos y no tendrían otra cosa mejor que hacer. La próxima vez, saco el termo de café, las cartas y echamos un póker, si quieren entretenerse, mejor una partidita de cartas ¿No?