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La adolescencia es una etapa complicada de la vida. A hormonas desbocadas, desamores, posters de la superpop y más traiciones, intrigas y enredos que en el Senado Romano se le suman todo tipo de desarreglos físicos. Los cuerpos crecen (generalmente en algunas partes más que en otras), las voces cambian y las chicas dejamos de poder usar sólo una prenda como ropa interior. Lo único bueno que tiene es que todos y cada uno de nosotros la sufrimos, la superamos y cuando llegamos a la treintena ya nos hemos recuperado del shock lo suficiente como para hacer risas al respecto.
En mi caso, uno de los problemas que más quebraderos de cabeza me traía durante esa época era el engorroso asunto del vello facial porque... cómo expresarlo? Digamos que en aquella época me tiraba un aire a Frida Kahlo y no precisamente en el talento artístico. Por suerte, la oportuna aparición de láser en nuestras vidas puso remedio al 80% del problema pero aún quedó imbatible en mi cara el indómito bastión capilar de encima de mis ojos: las cejas.
Supongo que muchas de vosotras entenderéis de lo que estoy hablando porque, si algo tiene la genética es que es una perra, y esas preciosas melenas azabache que hacían las delicias de Julio Romero de Torres suelen llevar aparejados otros tipos de capilares menos agradecidos.
No me malinterpretéis, después de mucho depilar, retocar, desbrozar y podar, se me quedan unas cejas estupendas de las que estoy particularmente orgullosa paro es innegable que me dan un trabajo fino. O más bien debería decir que me lo daban, porque ahora el marrón se lo he pasado a Araceli, la maquilladora del Bar de Cejas de Benefit del Sephora de Donosti, que con unas tiras de cera y un poquito de corrector hace que salga de la tienda sintiéndome Lana Turner. Pero eso, es otra historia...
De lo que hoy quería hablaros es del Brow Seal de MUFE, el primer producto de este tipo que probé y que aumentó aun más mi fe en la cosmética. Me explico: uno de los escenarios más habituales en mí día a día mañanero es levantarme, mirarme al espejo y ver que Fu Man Chú me devuelve la mirada. Antes lidiaba con esas cejas despeluchadas a base de agua, jabón y paciencia pero, desde que me compré el Brow Seal ya no me preocupo tanto por el asunto.
La cosa es que este gel transparente que viene en un tubito con un aplicador como de máscara de pestañas, peina y fija los pelitos de las cejas para acomodarlos a la forma que tu les quieras dar, con un solo gesto y en un par de segundos. Aunque debido a la autodeterminación de mi pelo esta fijación es sólo una victoria parcial, pues los más rebeldes siguen levantándose en armas, el empleo de este gel hace que el control de daños sea bastante más llevadero.
La única pega que le veo es que con el tiempo se me ha ido ensuciando, ya que al peinar las cejas se recogen restos de los polvos compactos y de base que hayan quedado entre el vello, y al final ha acabado convertido en una pasta color carne que bien podría parecer silicona para hacer prótesis. También es verdad que a medida que lo he usado he ido depurando mi técnica y ahora antes de fijar las cejas me paso por las mismas un bastoncillo húmedo para recoger los excesos y restos de maquillaje.
Ahora bien, como os digo, este fue el primero que probé dentro de este tipo de productos y me gustó mucho pero en cuanto se me acabó me compré uno en Kiko que funciona igual de bien y me costó casi cuatro veces menos (son 7’90 pero se puede encontrar a 3’90 cuando hay promoción de máscaras). Por eso, el de MUFE no es un producto que recomiende especialmente ya que su precio es muy superior a otros y no he encontrado una diferencia significativa que lo justifique. Así pues, he aquí mi veredicto:
Conclusiones:Nota global: 9Lo recomiendo?: Sí Repetiría?: No, me parece caroDónde encontrarlo?: en Sephora y tiendas Make Up For EverPrecio: 17'70 euros / 6 mlComposición:Polímero PVP,extracto de Aloe Vera Extract, D-Penthenol.