Desde Cochabamba, Gabriel Díaz, responsable de publicaciones de Global Humanitaria.
Hace diez años, las mujeres bolivianas que nacieron y crecieron en el campo no iban a la escuela o llegaban a cursar como máximo tres grados de primaria. Durante años las mujeres no participaban en las reuniones comunitarias, en cuestiones básicas como el control de la natalidad, para ellas no existían métodos anticonceptivos, viéndose imposibilitadas de concurrir a la posta sanitaria más cercana. El machismo, que todavía sigue arraigado con fuerza, ha sido la principal causa de esa situación.
Así lo explicó a nuestro blog Josefina Márquez, directora de Aynisuyu, ONG dedicada a la difusión y protección de los derechos humanos, con la cual Global Humanitaria ha desarrollado proyectos dirigidos a niños y adolescentes. En el caso de la violencia contra las mujeres, señaló: “cuando ocurre un caso de violencia intrafamiliar deben saber que tienen derecho a denunciar, ya sea maltrato físico, psicológico, sexual…Para eso hay defensoría del pueblo en cada municipio, aunque aún hay mucho desconocimiento del tema. Es vital fortalecer los derechos humanos y capacitar a policías y jueces en salud y educación”.
En este sentido, junto con la comunidad, Aynisuyu ha logrado que en los 12 municipios de Cochabamba donde actúa se profesionalizaran estas defensorías. “Se ha logrado la creación de equipos multidisciplinarios integrados sobre todo por un abogado, psicólogo, asistente social. Así hemos contribuido a que se visibilice el tema y han surgido muy buenos liderazgos entre las mujeres”, explica Josefina. Y agrega: “Las denuncias han ido aumentando, agresiones verbales y físicas. Hemos peleado mucho para que la ley las ampare”.
En Tolata, municipio cochabambino, Naldy Gallego, abogada de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, comenta que años atrás los casos de violencia no se tomaban en cuenta; se resolvían en las mismas comunidades. Tanto Josefina como Naldy apuntan que la emigración es un problema central en la región. “Muchos niños son abandonados porque ambos padres emigran. Por esta situación los niños tienen trastornos psicológicos, adicciones, embarazos prematuros, abandonan el hogar, que generalmente está a cargo de los abuelos”.
“Si los niños son maltratados visitamos sus hogares periódicamente, hablamos con las personas que deberían cuidarlos y también en el colegio. Existe una nueva ley que protege a los niños. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer, hay mucho abuso de poder por parte del hombre. Es importante sensibilizar a la población, dar a conocer que tanto hombres como mujeres tienen los mismos derechos. Las mujeres tienen mucha responsabilidad, haciéndose respetar y denunciando los abusos”.
Imagen: Jorge Abrego/Global Humanitaria.