El otro día recibí un comentario anónimo un tanto hostil de una persona en referencia a un post que yo escribí acerca de si era algo más que ser madre.
Lo escribí hace un año más o menos cuando pasaba por una etapa bastante mala en mi vida por la cuestión del trabajo que tenía por entonces que me reportaba de nuevo al abismo además de las secuelas de los abusos que se acrecentaron en esa época.
Venía a decir el comentario que no nos quejáramos por ser madres, que esta persona, por circunstancias que omitiré, no lo había logrado.
Me sentí muy mal por ese comentario con ese matiz de enfado que tenía.
El que como persona, ya ni como mujer, sientas que puedes también valer para algo más, cuando te han tenido toda la vida anulada, invisible, condenada y estigmatizada por unos abusos y sus consecuencias que por desgracia, tampoco elegimos, no veo, no creo que eso sea motivo para arremeter contra mi o contra cualquiera que exponga sus inquietudes en un blog de sus propias vivencias.
Siento muchísimo sus circunstancias, por supuesto, pero quiero dejar claro, que a pesar de los abusos sufridos en mi infancia, de las consecuencias y las secuelas que persisten, mis hijos, son lo más importante para mi.
Son el mayor logro de mi vida, mi mayor alegría cada mañana y uno de los motivos por los que me ha valido la pena mantenerme a flote, al margen de que busque valorarme a mi misma en otros aspectos.
No creo que sea tan malo.
Cada persona es un mundo y cada mundo tiene su historia y no la conocemos para juzgarla.