Conrad Tribble “expresándose”. A su espalda, el editor de Desde mi ínsula, también asistente al Twitthab.
Por: Carlos Alberto Pérez (Chiringa de Cuba)
Si lo que buscaba el señor canoso de la majatica floreada era protagonismo en la segunda edición del Encuentro de Tuiteros en La Habana (TwittHab 2.0), quizás a su llegada a la casa imperial de Malecón su jefe le sonó un par de palmaditas en el hombro y le regaló alguna mustia sonrisa. Pero si esperaba inquietar, incomodar, o poner nervioso a alguno de los allí presentes al identificarse abiertamente como Conrad Tribble, Jefe Adjunto de la Sección de Intereses de Estados Unidos, quizás para su sorpresa el trato inclusivo y de respeto mutuo que allí se le dio lo dejó tan perplejo que seguramente no se creyó que incluso le ofreciéramos la palabra sin condiciones previas para que hiciese ejercicio de su libre expresión frente a un heterogéneo grupo de revolucionarios, pero así sucedió.
Y resulta que lejos del rechazo, de un mitin de repudio, o de su expulsión del parque Villalón a empujones y consignas como casi seguro él se hubiese imaginado, como muestra de transparencia y tolerancia que nos caracteriza este personaje quedó incluido hasta en la ¨foto final¨ (¿oficial?) del encuentro, algo sin precedentes en la historia de la subversión de la SINA y sus ¨astutos acercamientos¨ a la juventud cubana.
Ahora bien Míster Tribble, no crea que se puede equivocar tan fácil con ninguno de nosotros. Ni se piense por un segundo que los allí presentes no entendimos el mensaje nada más verlo aparecer que su aparentemente desinteresado acercamiento a los blogueros y tuiteros cubanos. Sabe usted mejor que nadie qué fue a hacer allí, como también sabe bajo qué estrategia debía hacerlo. Conocemos de sobra, precisamente, la Estrategia de la Política Exterior de su gobierno denominada Doctrina del ¨Poder Inteligente y Poder Blando¨, suspicaz coartada bajo la cual usted intentó colarse en nuestro grupo haciéndose pasar por un sano funcionario estadounidense en la isla que solo quería estrechar lazos de amistad y dejarnos saber (como si nosotros no supiésemos nada de historia) los puntos de confluencia que unen a nuestros pueblos.
No obstante a ello Míster Tribble, le agradecemos el detalle de su presencia, porque aprendimos de ella. Porque además, ya sabemos a ciencia cierta lo tanto que le interesamos a ustedes (SINA) los jóvenes que defendemos la Revolución desde la blogosfera y tuitosfera cubana, y además; porque también sabemos bajo qué sombras se mueven quienes pretenden acercarse sigilosamente para acosarnos ideológicamente.
El enviado de la SINA repartió orgullosamente su tarjeta de presentación a algunos de los participantes en TuittHab.
Sepan bien claros que nosotros no somos ni seremos un hueso fácil de roer Míster and company! No se crean que tratar de regularizar este tipo de encuentros logrará legitimar algún día una relación que sobre la base de la mentira, el acoso y la subversión a los jóvenes que coexistimos en la red, llegará a florecer una sincera amistad o relación de ningún tipo.
Si usted pensó que el Tuitthab 2.0 solo fue aquel informal encuentro del pasado viernes en el parque Villalón, sepa que se quedó con ganas de conocer el verdadero sentir de quienes no creemos en discursos de tribunas improvisadas. Sí Míster Tribble, el Tuitthab 2.0 fue mucho más allá de los válidos intercambios y posiciones que allí usted vio, pues en su debido momento traspasó las fronteras de aquel parque y sus discursos confluyendo articuladamente con otro importante grupo de la red que usted no llegó a conocer ese día. Seguramente le costará trabajo digerirlo, pero tendrá que asumir que Tuitthab 2.0 superó con creces sus expectativas, y como usted mismo pudo monitorear, pasó de ser un esquemático y controlado encuentro de tuiteros (como seguramente le dijeron iba a ser) a ese genuino y original espacio de encuentro que hasta usted mismo tuvo que disfrutar.
Y claro que hubo de todo, pues a mí particularmente en cierto momento me pareció hasta un poco aburrido toda vez que ciertas personas se apropiaron del espacio para darle nuevamente a la matraca, pero teniendo en cuenta que ese era precisamente un momento para escuchar a todos, así como para expresar libremente lo que cada cual quisiera, no quedó otra alternativa que escuchar a cada uno de los interlocutores sin interrumpirlos ni por un instante, dijeran lo que dijeran, incluyéndolo a usted Míster Conrad, quien seguramente no me dejará mentir.
No obstante a esto y como casi siempre sucede, un segundo momento más informal y de estrecho marco se trasladó hasta el malecón habanero, donde hasta altas horas de la noche se debatieron a ritmo de trova y vasitos de ron las más disímiles temáticas de esa Cuba que tanto nos gusta debatir.
¿Quedó eso fuera de su informe Míster Tribble?
We´re so sorry Míster, pero no somos para nada predecibles y mucho menos nadie tiene derecho de enrarecernos nuestra propia fiesta.
I hope you enjoy it, we definitely did.
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