Una afección de muy pequeña provocaba que todo lo viera en matices blancos, negros y grises. No conocía los colores ni podía imaginarlos. Los demás lo comparaban con vivir en una película filmada antigua. Para ella, era su realidad, su forma de conocer el mundo. No podía, tampoco, extrañar lo que no podía entender.Le preguntaban mucho sobre eso, porque era una pintora muy famosa. Sus cuadros eran maravillosos y el color resaltaba de una manera pocas veces visto. ¿Cómo podía lograrlo? la interrogaban una y otra vez. Tan solo sonreía, pero nunca respondía. Para ella no era tan difícil, solo debía cerrar los ojos y dejarse llevar. El diablo cumpliría el resto del pacto."Cuando sea grande, quiero ser la pintora más famosa del mundo" dijo a los tres años en aquella habitación oscura. Una voz le respondió: "Deseo concedido, pero en lugar de tu alma, me llevo tus colores".