14 de octubre de 2013
(Variaciones)
1
Le gustan los
casinos. Nunca apuesta,
pero siempre
espera que cantantes
venidos a menos
lleguen para alegrarle
la noche. Ve la gente
que pasa entre las mesas
y las máquinas
tragamonedas. «Hoy
—anuncia
el cartel— el Paz Martínez».
Lo lee, bebe el
fernet y sonríe. Sabe
que nadie ganará
nada esta noche.
Ni la
cincuentona que vuelve siempre
a las nueve a la
misma mesa
con la misma
cantidad de dinero,
ni el pastor que
cambió su rebaño
por un azaroso
destino en rojo
y negro ni aun el
viejo de overol azul.
No es dueño de
nada, pero le gustan
los casinos; éste
en particular, con caireles
y viejas
lámparas. Decrépito art nouveau.
Testigo de la
decadencia, espera,
luego del fernet
y del espectáculo,
que algunos se
marchen para empezar,
arrastrando el
balde, con la limpieza
de esta noche.
2
Le gustan los
casinos. Nunca apuesta,
pero siempre
espera que lleguen
cantantes
venidos a menos
para alegrarle la
noche. «Hoy
—anuncia
el cartel— el Paz Martínez».
Lo lee, bebe el
fernet y sonríe.
Pasa la gente entre
las mesas
y las tragamonedas.
Sabe
que nada ganarán
esta noche.
No lo hará la
cincuentona que vuelve
siempre a las
nueve a la misma máquina
ni el pastor que
dejó su fieles
por un destino en
rojo y negro.
De nada es dueño,
pero le gustan
los casinos,
éste en particular
con caireles y
lámparas art nouveau.
Testigo de la
decadencia,
espera, luego
del fernet,
que finalice el
espectáculo.
Podrá entonces,
arrastrando el balde,
comenzar con la limpieza
de esta noche.