Hoy hemos ido a ver a mi yaya a la residencia.
Lleva allí dos semanas y parece que no se está adaptando del todo mal. Dicen que los dos primeros días fueron difíciles, porque quería irse a su casa, y no podían fiarse ni de dejar la puerta abierta por si intentaba irse.
Pasados esos dos días fuimos a verla, y me recibió llorando, diciendo que estaba harta de estar allí y que se quería ir a su casa. Pero tras ese primer momento, mas tranquila, me contaba que la trataban muy bien, que hacían unas comidas muy ricas, que era todo muy limpio y que todo el mundo la quería mucho. Y se despidió de nosotros tranquilamente...
Hoy, 5 o 6 días después de mi anterior visita, la he visto mas adaptada. Sigue diciendo que está harta de estar allí, que estaría mejor en su casa, pero no me lo dice llorando ni con tristeza.
Ella tiene demencia senil, como ya os conté, y cree que está allí de paso, por eso repite una y otra vez que ya es tiempo de volver a su casa...
Pero bueno, lo importante es que la he visto tranquila.
Me he escapado un momentito sin que me viera y les he preguntado a sus compañeras como la ven y me dicen lo mismo, que se ha adaptado muy rápido y que se lleva bien con todo el mundo.
La verdad es que estoy relativamente contenta, porque veo que está mejor que en su casa, tiene mejor cara, mas apetito, mejor color...pero no me quito de encima la tristeza de verla allí sentadita, si saber muy bien que pasará por su cabeza ni como se sentirá.
Y es que debe ser muy triste saber que esas paredes entre las que ahora estás si quererlo, van a ser las últimas que veas.
Aunque sea la mejor decisión y sienta que hemos hecho lo correcto, no me está resultando facil...