Creo que es herencia de mi padre este gusto mío por las visitas. Me encanta que llames al timbre y entres hasta la cocina, o hasta el salón, o hasta el comedor; o mejor hasta la terraza, a sentarte un ratito en ella conmigo. Esta terraza llena de proyectos ocupando espacio, pero con un sitio para una pequeña mesa y dos sillas. Te abro una cerveza bien fría, y saco algo para picar. Vamos a conocernos un poco; después, te enseño la casa que, como dice M, empieza a parecer un showroom.