Como yonquis, desean amar, deseando que les quieran, se esconden en las esquinas oscuras de calles tenebrosas, sin ganas de esperar otro minuto más para saciar su melancolía, amantes del amor.
Un saxo rasga la noche, miedo al desamor, ojos llorosos por un futuro de sequia sentimental, miras hacia otro lado cuando te los cruzas, caras sencillas que muestran la necesidad, que quieren volver a amar.
¿Me quieres amar? pregunta ella entre susurros desesperados, debería decirle que sí, que yo también soy un adicto al amor, que necesito quererla, que debo quererla, pero dejo que se escape, que la pasión se escurra por una alcantarilla, que ella se marche, se pare delante del siguiente, y repita con mecánica desesperación la misma pregunta, me marcho por no querer oír la respuesta.
Sólo quiero que Pase la noche, que llegue la mañana, por Dios, otra vez, calles oscuras, pavimentos mojados y angustia pegada al corazón