Para mí, el 2015 ha sido sin duda un año de cambios. Suena típico, pero es así. Ha sido un año repleto de cambios. Muchísimos cambios. Cambios por todas partes. Tantos cambios que casi no recuerdo cómo era mi vida en 2014. Y cuando lo recuerdo, no podría estar más contento de que las cosas hayan cambiado tantísimo.
Y es que todos estos cambios podrían resumirse en uno solo: sacar la mierda de mi vida y tirar la basura bien lejos. Como metáfora no será la más bonita, pero joder, qué bien sienta.
El 2015 ha sido el año en que muchas ¿personas? me han demostrado cuál era su verdadera cara. En 2015, muchas personas a las que quería, o creía querer (nótese el tiempo pasado), me mostraron cómo eran realmente. Esa gente, por suerte, ya no está en mi vida, y espero que jamás vuelvan a ella. Y no, darme cuenta de ello no ha sido bonito precisamente. Tampoco voy a decir que haya sido fácil, pero no sabéis lo mucho que ha merecido la pena pasar por eso.
La verdad es que tenía miedo al principio. Tenía miedo de quedarme solo, de no ser capaz de seguir adelante sin ellos. Pero entonces me di cuenta de que no necesitaba a gente de tan baja calaña. De que más vale estar solo que mal acompañado. Ahora, solo tengo en mi vida a la gente que quiero de verdad y, más importante aún, a la gente que me quiere de verdad. Y lo verdaderamente bonito es darme cuenta de que me equivocaba: no estoy solo, sino todo lo contrario. Tengo a tantas personas maravillosas en mi vida que es imposible echar de menos a la gentuza que ya no forma parte de ella.
Esos que ya no están son gente de todo tipo. Algunos son malas personas, aunque tardara en darme cuenta. Otros simplemente no tienen personalidad alguna para pensar por sí mismos, y esa es la razón por la que han desaparecido de mi vida. Y también están los que quizás no sean malos, pero una amistad forzada con ellos no tenía sentido. Pero luego está la gente tóxica, y esos son los peores.
Porque sí, hay gente verdaderamente tóxica, y no hay mejor palabra para definirlos que esa. Gente que lo envenena todo a su paso y no deja nada en pie. Gente incapaz de conservar una amistad porque todo lo pudre. Gente que tras una falsa fachada adorable no tiene más que veneno. Gente que está muerta por dentro y mata también todo lo que toca. En definitiva, gente de mierda. Cucarachas.
Por suerte, he conseguido fumigarlas, y ha sido uno de los mejores cambios del año.
Pero también ha sido un año lleno de cambios de otro tipo. Me he mudado, por ejemplo. Sí, otra vez. Ha sido la tercera mudanza en menos de un año y medio, pero en fin... ¿quién las cuenta? El caso es que ahora tengo un espacio que me gusta, un espacio en el que de verdad me veo un poco más a largo plazo que en el anterior. Y, además, es un lugar que no está manchado. Aquí no ha entrado escoria, y no voy a permitir que lo haga. En mi casa solo entra gente bonita.
Profesionalmente ha sido un año increíble que ha superado todas mis expectativas. A principios de año me proponía como objetivo casi inalcanzable traducir más de siete libros este año, y al final han sido trece. Sí, mucho son muy cortitos y con poco texto, pero eso no cambia la cifra final. Tampoco cambia el hecho de que, antes de comenzar el 2015, se habían publicado nueve traducciones mías a lo largo de casi dos años y ahora son ya veinte. Y contando los libros ya traducidos que faltan por publicarse, la cifra asciende a veinticinco. Da un poco de vértigo.
Mis espacios en la red también han cambiado. Este blog es por fin todo lo que quería que fuera, después de un periodo de un par de años sin sentirme del todo cómodo con él. Y en cuanto al canal, estoy muy contento de cómo ha crecido. Puede que mi canal no sea de los más populares, pero no podría estar más orgulloso de él. Me gusta mucho el contenido que hago, la verdad. Hablo siempre de los temas que me parecen interesantes, sin centrarme en "lo comercial" o en lo que más suele buscar la gente. No hablo solo de los típicos libros que lee todo el mundo, ni hago los típicos vídeos que hace todo el mundo. Creo sinceramente que aporto algo un poquito diferente a la comunidad.
Mi canal no está lleno de unboxings, book tags, retos y demás. Y ojo, que me parece bien que la gente lo haga, es solo que no es mi estilo. Yo prefiero hablar de temas que considero interesantes, y para mí es un orgullo ver que esos vídeos, o vídeos en los que hablo de mi libro, tienen muchas más visitas que los demás, o que los vídeos donde hay algún sorteo. Puede que mi canal no sea de los grandes, pero estoy muy orgulloso de mi contenido y de mis seguidores.
Y por supuesto, está el asunto de mi libro. En 2015 fue cuando empezó a hacerse realidad este sueño por el que llevo tantos años luchando, pero no se materializará por completo hasta dentro de unos pocos días.Me ha costado mucho cumplir mi sueño, pero por fin lo he conseguido. Y además, El fuego en el que ardo es solo el principio. Tengo más historias escritas, más historias en proceso y más historias en mente. Lo bueno empieza ahora.
Lo bueno empieza ahora, sí. Como decía, el 2015 ha sido un año de cambios, de hacer que mi vida fuera exactamente por el camino que quería, y ahora es cuando voy a empezar a vivirla de verdad. El 2015 ha sido un año magnífico, y es abrumador pensar en lo mucho mejor que será el 2016. Teniendo en cuenta que ya he sacado todas las cosas malas de mi vida, sé que como mínimo mantendrá el nivel.
Y a la gente de mierda que por fin he conseguido echar de mi vida: hasta nunqui. Diría que me dais asco, pero realmente no sois tan importantes. Diría que me dais lástima, pero tampoco: no la merecéis. Supongo que, en el fondo, lo único que me inspiráis es la misma indiferencia que un insecto muerto que puedas ver por la calle. Después de todo, será así como acabaréis cuando os ahoguéis del todo en vuestro propio veneno.