Tengo un sentimiento agridulce. Ayer a mediodía falleció bruscamente mi suegra. Una buena persona y una persona buena. Siempre nos dedicó lo mejor de su vida que con los años se fue apagando hasta llegar hasta la invalidez física. La sensación agria/triste es porque se ha ido y la dulce es porque lo ha hecho sin dolor. Vivir sin calidad de vida es un sinsentido y ella ha logrado la tranquilidad. No sé porqué mi corazón se ha encallecido. Yo ya no lloro ante la muerte de seres queridos que tarde o temprano vamos a alcanzar. Unos antes que otros, todos acabaremos igual. El miedo a la muerte es porque nadie sabe que hay tras ella. Se habla de otra vida, del infierno, del paraíso, de la transformación... No importa, Josefína está bien.
Escribo esto sin permiso de mi mujer. No nos gustan las manifestaciones de condolencia y no desea que la estén martilleando con llamadas telefónicas que rompen con su tranquilidad de haber sido una buena hija.