Revista Talentos

Adiós, piedras…

Publicado el 28 julio 2015 por Aidadelpozo

Cada mañana deberíamos levantarnos y antes de abrir siquiera el grifo del lavabo, mirarnos al espejo y decir: mañana lloraré.

Lloramos demasiado...

Justo cuando nos hacemos adultos y debería comenzar nuestra andadura por la vida con pie firme y convicción para lograr nuestras metas y objetivos, comenzamos a llorar de verdad. No son lágrimas de pataleta infantil, aunque de esas aún queden reductos de la niñez. Son otro tipo de lágrimas más densas y saladas: desamor, rabia, frustración, miedo, impotencia, orgullo, tensión... Yo aún pataleo mucho y lloro mucho. Pero cada vez las rabietas de niña son menos frecuentes y las lágrimas de adulto, menos densas.

Hace unos días hablé con mi madre como la persona adulta que soy y que, por mis circunstancias personales, olvido a veces en algún rincón de la casa, esa casa interior llamada alma, que me sirve tanto para guardar una aguja en mi pajar, como para esconder decepciones y albergar ilusiones. En ella cabe de todo pero últimamente la tengo muy descuidada, llenándola de sombras. Teníamos una conversación pendiente desde hacía mucho tiempo y había llegado el momento de mantenerla. Expuse mis motivos, expuse mis deseos y necesidades y expuse mis decisiones inminentes para intentar buscar una solución a mis problemas, de modo que mi mochila contuviera menos piedras, ya que pesa demasiado y creo que es hora de una vez por todas de aligerar peso. Una mochila con piedras no es buen equipaje para nadie, y qué duda cabe de que prefiero sonrisas, besos, caricias, ilusión, sueños y metas.

Agradable, distendida, cordial y con mucha comprensión y empatía por parte de mi madre, aquella charla pendiente acabó en un gran abrazo y en alguna que otra lagrimilla, menos densa, menos salada y, además, por otra parte, necesaria.

El paso está dado y la decisión tomada con el beneplácito de varias de las partes implicadas. Queda lo más duro que es la aceptación de una decisión que era unilateral pero que se ha convertido en tripartita esta misma semana.

Un buen amigo me dice que la vida es hoy, cosa por otra parte que no es necesario que lo diga un Séneca, pues es de lógica aplastante, pero... a veces, se nos olvida. Se nos olvida vivir pero no quejarnos, frustrarnos, llorar, patalear, anclarnos en el pasado y decir, en definitiva, que no podemos cargar con tantas piedras, pero no hacer nada para quitarnos peso a la espalda. Y en ese gritar que nuestra vida es un asco, nos olvidamos de VIVIR.

En ocasiones lo que nos falta es la lucidez para ver que la luz está en nosotros, la solución está en nosotros y que solo nosotros podemos avanzar. PUES VIVIR ES SOLO ESO, AVANZAR.

Por una mala decisión familiar, tomada por mi padre hace más de 25 años, hemos venido arrastrando una serie de problemas que nos desunió en su día y que derivaron en que mi familia se desmoronara como un castillo de naipes. He oído miles de veces comentar a mi madre " si tu padre no hubiera hecho esto, si yo no hubiera aceptado hacer aquello, si esto, si lo otro...", y miles de veces he querido hacerle comprender que el pasado no puede ser modificado y que la única decisión posible es AVANZAR. Esa premisa, que tan clara tenía entonces y tan clara siempre he tenido con respecto a ese problema familiar, no he sabido aplicarla a mis encrucijadas, hasta ahora. Igual que hace meses vi que mi año sería este gracias a la publicación de mi primera novela, ahora creo que este va a ser mi verano. Doloroso será pero también esperanzador. Mi familia está conmigo y eso es lo que me mueve a continuar adelante con mi decisión. Es maravilloso saber que la familia es tu apoyo y tu aliento. También cuento con maravillosas personas, ajenas al núcleo familiar, que lo hacen: mis amigos. Eso vale mucho a la hora de caminar serena y tarareando. No deseo otra cosa que hacerlo así, nada de bandazos, nada de saltitos, nada de cabriolas, ni de tirarse de trampolines pues eso lo dejo para mis creaciones literarias. Solo quiero tener calma y serenidad para aguantar todo lo que se avecina y para conseguir que mi principal objetivo en este momento, se cumpla. Sé que lo conseguiré si me empeño en ello. La vida es una toma continua de decisiones para saborear plenamente el presente. Eso y solo eso debe ser lo que marque nuestro futuro. El miedo es mal compañero de viaje. A propósito ¿Sabéis de qué material está hecho el miedo? DE PIEDRAS para nuestra mochila...


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