LA GRAN VÍA madrileña continúa perdiendo sus señas de identidad de forma imparable. Muertas y enterradas ya muchas de sus históricas salas de cine, le toca el turno ahora a otro tipo de negocios. La cafetería Zahara echó el cierre, sin apenas ruido, el pasado 31 de enero después de más de 50 años de actividad.
Situada en el número 31, al lado de Doña Manolita y justo enfrente de Radio Madrid, Zahara sucumbe para mayor gloria de las grandes tiendas de ropa, que es lo que está de moda.
En plenos fastos por la celebración del centenario, nuestra histórica arteria pierde uno de sus puntos de encuentro habituales. A este paso, la historia del próximo medio siglo será fácil de resumir: toda la Gran Vía fue una gran tienda de ropa.
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